26 de enero de 2009-01.-
Queridas Hnas Capitulares:
Convocadas por el Espíritu y haciendo presente a todas las carmelitas misioneras de la Provincia abrimos con estas sencillas palabras el XVII CAPITULO DE LA PROVINCIA SAN JUAN DE LA CRUZ DE ARGENTINA. Capitulo que inicia el período 2009-2012. Fechas en que viviremos la celebración del CENTENARIO de la llegada de las primeras carmelitas misioneras a nuestra tierra. Sin duda, un acontecimiento de gracia que nos involucra a todas. Mirar la historia transcurrida nos ayuda a experimentar el ardor misionero de las hermanas pioneras que hicieron posible que esto sea realidad. ¡Cuánta vida, cuánta donación, sacrificio, esperanzas, luchas, logros en la vida y en la obra de las carmelitas misioneras que durante estos primeros cien años entregaron todo lo que tenían en la fecunda tierra argentina. Hagamos memoria de ellas, pongamos rostros, nombres, vivencias, cada una de nosotras conoció a alguna que marcó huella en la experiencia vocacional de todas nosotras. Lo que somos y tenemos hoy es fruto de mucha vida entregada en circunstancias tal vez mucho más difíciles que las actuales.
Pero no sólo debemos mirar la historia pasada. Es necesario AMAR Y VALORAR nuestro presente. Hoy debemos constituirnos en mujeres de esperanza teniendo siempre la capacidad de mirar lo positivo, lo que ayuda a crece, los logros. Los límites, el pecado, la mezquindad saltan rápido. Debemos reavivar la esperanza en nosotras mismas, en las demás pero sobre todo, fundamentalmente, en Dios que es quién conduce y da vida a todo lo bueno.-
El futuro nos espera, dependerá, con la gracia de Dios, de lo que podamos entregar cada una. La Provincia vive un momento fecundo. Aprovechémoslo, es un don, un regalo del Espíritu. Reavivemos el fuego misionero, el mismo ( o aumentado) que llevó a nuestras primeras hermanas a cruzar el Atlántico teniendo por delante un océano inmenso de posibilidades, de desafíos, de temores. No se quedaron en la seguridad de lo conocido, soltaron amarras y se adentraron en una realidad que no dejarían nunca más. Murieron aquí. Dieron su vida y la semilla fecundó.
Abriendo esta instancia capitular las invito, una vez más a poner nuestra seguridad en Dios, que todo lo puede. Nunca olvidó el texto evangélico que en al año 94 acompañó la propuesta de reestructuración (aunque en aquello momento no usábamos ese término) que presentamos al capítulo general en Roma Hnas Jorgelina, Virginia y Lidia.-
En el evangelio de la multiplicación de los panes Jesús nos invitaba a dar desde la pobreza. Pusimos los cinco panes y los dos pescados pero sobre todo pusimos toda la confianza en El. Y, de alguna manera, lo desafiamos: Señor hace el milagro que nos hundimos. Empezó un incipiente crecimiento vocacional, asentado en los sólidos cimientos de las que nos precedieron, de las que dieron sus energías y también ofrecieron su vida por la causa de las vocaciones. Hermanas hagamos memoria y seamos agradecidas. Nada empieza y termina en uno, si sabemos mirar veremos “grandes cosas”, veremos las maravilla que Dios obra en y a pesar nuestro. Que el Señor nos conceda una mirada limpia, un espíritu bueno, un corazón que arda por la misión, la de dentro y la de fuera, una fuerza oración que dinamice toda nuestra vida, una vivencia fraterna que nos ayude a vivir gozosamente.-
La Virgen acompaña nuestro caminar. En un comunicando les compartía la hermosa sensación que tuve al ver,de paso por Villa Mercedes, la bellísima imagen de maría del Monte Carmelo presidiendo ese lugar a dónde llegaron por primera vez las hermanas. No estamos nosotras pero Ella sigue allí y en todas partes acompañando y bendiciendo a su pueblo. Confiemos en si intercesión, hagamos su camino de discípula y misionera tras los pasos de su Hijo Jesús. Invoquémosla siempre, insistentemente, que Ella configure la imagen de Jesús en nuestros corazones y que nos conduzca por caminos de santidad “Hacia el Centenario, en comunión, justicia y solidaridad”.
¡Feliz Capìtulo para todas!
Queridas Hnas Capitulares:
Convocadas por el Espíritu y haciendo presente a todas las carmelitas misioneras de la Provincia abrimos con estas sencillas palabras el XVII CAPITULO DE LA PROVINCIA SAN JUAN DE LA CRUZ DE ARGENTINA. Capitulo que inicia el período 2009-2012. Fechas en que viviremos la celebración del CENTENARIO de la llegada de las primeras carmelitas misioneras a nuestra tierra. Sin duda, un acontecimiento de gracia que nos involucra a todas. Mirar la historia transcurrida nos ayuda a experimentar el ardor misionero de las hermanas pioneras que hicieron posible que esto sea realidad. ¡Cuánta vida, cuánta donación, sacrificio, esperanzas, luchas, logros en la vida y en la obra de las carmelitas misioneras que durante estos primeros cien años entregaron todo lo que tenían en la fecunda tierra argentina. Hagamos memoria de ellas, pongamos rostros, nombres, vivencias, cada una de nosotras conoció a alguna que marcó huella en la experiencia vocacional de todas nosotras. Lo que somos y tenemos hoy es fruto de mucha vida entregada en circunstancias tal vez mucho más difíciles que las actuales.
Pero no sólo debemos mirar la historia pasada. Es necesario AMAR Y VALORAR nuestro presente. Hoy debemos constituirnos en mujeres de esperanza teniendo siempre la capacidad de mirar lo positivo, lo que ayuda a crece, los logros. Los límites, el pecado, la mezquindad saltan rápido. Debemos reavivar la esperanza en nosotras mismas, en las demás pero sobre todo, fundamentalmente, en Dios que es quién conduce y da vida a todo lo bueno.-
El futuro nos espera, dependerá, con la gracia de Dios, de lo que podamos entregar cada una. La Provincia vive un momento fecundo. Aprovechémoslo, es un don, un regalo del Espíritu. Reavivemos el fuego misionero, el mismo ( o aumentado) que llevó a nuestras primeras hermanas a cruzar el Atlántico teniendo por delante un océano inmenso de posibilidades, de desafíos, de temores. No se quedaron en la seguridad de lo conocido, soltaron amarras y se adentraron en una realidad que no dejarían nunca más. Murieron aquí. Dieron su vida y la semilla fecundó.
Abriendo esta instancia capitular las invito, una vez más a poner nuestra seguridad en Dios, que todo lo puede. Nunca olvidó el texto evangélico que en al año 94 acompañó la propuesta de reestructuración (aunque en aquello momento no usábamos ese término) que presentamos al capítulo general en Roma Hnas Jorgelina, Virginia y Lidia.-
En el evangelio de la multiplicación de los panes Jesús nos invitaba a dar desde la pobreza. Pusimos los cinco panes y los dos pescados pero sobre todo pusimos toda la confianza en El. Y, de alguna manera, lo desafiamos: Señor hace el milagro que nos hundimos. Empezó un incipiente crecimiento vocacional, asentado en los sólidos cimientos de las que nos precedieron, de las que dieron sus energías y también ofrecieron su vida por la causa de las vocaciones. Hermanas hagamos memoria y seamos agradecidas. Nada empieza y termina en uno, si sabemos mirar veremos “grandes cosas”, veremos las maravilla que Dios obra en y a pesar nuestro. Que el Señor nos conceda una mirada limpia, un espíritu bueno, un corazón que arda por la misión, la de dentro y la de fuera, una fuerza oración que dinamice toda nuestra vida, una vivencia fraterna que nos ayude a vivir gozosamente.-
La Virgen acompaña nuestro caminar. En un comunicando les compartía la hermosa sensación que tuve al ver,de paso por Villa Mercedes, la bellísima imagen de maría del Monte Carmelo presidiendo ese lugar a dónde llegaron por primera vez las hermanas. No estamos nosotras pero Ella sigue allí y en todas partes acompañando y bendiciendo a su pueblo. Confiemos en si intercesión, hagamos su camino de discípula y misionera tras los pasos de su Hijo Jesús. Invoquémosla siempre, insistentemente, que Ella configure la imagen de Jesús en nuestros corazones y que nos conduzca por caminos de santidad “Hacia el Centenario, en comunión, justicia y solidaridad”.
¡Feliz Capìtulo para todas!
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