1er Domingo de Cuaresma "Llenar de COLOR la vida"

Gn 9,8-15 El arco iris... luego del diluvio

Raro según nuestros esquemas, que lo que simboliza la cercanía amistosa con la humanidad de Dios sea el color… (no es la ley, ni mandatos externos) sino su expresión es una artesanía natural como lo es el arco iris. Forma plástica y visible, encuentro fecundo del agua y la luz, señal graciosa a la vista de todos… un arco de triunfo, señal de victoria. No es la imposición de cualquier violencia lo que trae la paz, sino que es el color de la vida en su diversidad lo que enriquece la justicia. Así es Don Mi Dios en su despliegue de creatividad y cercanía… ¿por qué no ser expresión viva del colorido de Dios en la vida de la humanidad?, ¿Cómo despertar de la pesadez de la opacidad lúgubre que campea en la sociedad y desplegar la cercanía colorida del amor divino y su justicia, con fragancia de vida plena y verdadera? Un reto a combinar color y olor… arco iris de gracia de Dios.

Salmo 24,4-9 Tus caminos son de amor y fidelidad

Caminos de amor… una realidad única para recuperar la sociedad
Caminos de fidelidad… una lucha para seguir hacia la victoria
Amor y fidelidad caminos que se unen en un único sendero. Son la fórmula divina para atraer al ser humano por medio de los lazos que teje El en la historia y así mismo la forma como expresa lo que él es: Dios con nosotros.

1 Pe 3,18-22 El bautismo un arco iris de la gracia

Jesús desciende hasta el corazón del mundo, hasta las raíces, y lo renueva todo desde los cimientos. Cristo se constituye como un nuevo principio universal que beneficia incluso a los que ya fueron y a los que serán. Noé fue salvado de la muerte, emergiendo con su arca sobre las aguas, así somos nosotros salvados por el bautismo, en el que nacemos a la nueva vida. El bautismo es el símbolo eficaz que nos enrola en la muerte y resurrección de Cristo. Por esta participación en la muerte de Cristo somos recreados, regenerados y adquirimos una conciencia nueva y limpia. Lo cual no sucede sin la fe, sin la interpelación a Dios. La Pascua será celebrar que nuestra débil pero tan querida vida ha sido potenciada hasta el infinito.

Mc 1,12-15 La tentación vencida y la alegría del crecimiento.

Somos invitados a vivir nuestra vida, nuestro desierto, unidos al de Jesús, y combatir con él la tentación, que siempre es la misma: la huida, la facilidad, la tranquilidad personal a cualquier precio.

El advenimiento del reinado de Dios pone al ser humano ante la decisión, pues ha de cambiar de mente y de corazón; esto es hacer penitencia. Sin embargo se trata de un anuncio gozoso, de una buena noticia. La respuesta del ser humano ha de ser un cambio gozoso, una salida al encuentro de Dios, que viene en Jesús, a liberarnos, pero ha de contar con nuestra respuesta libre.
El desierto es el espacio de la gran soledad, pero al mismo tiempo de la gran posibilidad de el encuentro en profundidad con uno mismo, para no ser lo mismo de antes; por el contrario, poder reflejar lo que nace y palpita dentro… y al igual que Jesús no vivir solo de pan y circo que ofrece el mundo, sino de una interioridad florecida en medio de dificultades, superando las tendencia facilistas de la comodidad y el consumismo que hace ver que lo único valioso es lo aparente, pero olvidando que la grandeza del ser humano está en el despliegue de todo lo que es y no de lo que tiene.

En el desierto Jesús nos recuerda lo importante de estar en estado de cambio, de búsqueda incansable; de estar desprendidos de las cosas que tenemos. Así como colocar nuestras cualidades al servicio de los otros, ser sencillos y no creernos superiores a los demás, dar gracias a Dios por lo que de él cada día recibimos, tener coraje para superar las dificultades de cada día.

Admirar lo sencillo de cada día, valorar más lo bien hecho, que el hacer muchas cosas, vivir cada día con la ilusión renovada; amar y defender la vida y vivirla con entusiasmo, tener esperanza de que todo es para nuestro bien… es una invitación en esta cuaresma a no detenerse: en el encuentro con el hermano y así mismo sentirnos cercanos con todos aquellos que dieron su vida al servicio de los más necesitados y proclamar con alegría que grande es la victoria…