lunes, 23 de febrero de 2009

Un perfume nuevo y fresco para cada día… Reconócelo


Es cuestión de mirar, crecer, amar, vivir de otra manera, con creatividad, en positivo, porque el árbol se conoce por su fruto, y toda palabra y acción descubre el corazón (Mt 12,33-36) estamos creados para ir de menos a más, llamados a la plenitud no a la frustración o ruina. En los momentos difíciles hay que confiar en él, que está allí en silencio, casi sin hacerse sentir, solo más adelante descubriremos donde estaba él, sosteniendo debilidades y no dejando desbaratar del todo su creatura que es libre.

Un perfume nuevo y fresco para cada día… Reconócelo

Cada día, te lavas la cara, las manos, te duchas. Cada día es nuevo. Cada día tiene su afán, su dicha y, tal vez, su gotita de tristeza. Pero cada día reemprendes el camino. La Iglesia se perfuma diariamente con el perfume nuevo y fresco del Evangelio... el perfume imperecedero de Dios. La brisa suave y refrescante de la palabra hace su presencia como aroma que se esparce por todo lugar, sin hacerse notar, pero se hace sentir… ¿me impacta y asombra su aroma? ¿me seduce y atrae su fragancia? ¿me interroga y cuestiona su novedad continua? ¿me despierta un deseo de compromiso y entrega?

Mateo 6, 16-18: “Cuando ayunes, no pongas mala cara, como los hipócritas que aparentan tristeza para que la gente se entere que están ayunando. Con eso ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, lávate la cara y péinate bien, para que la gente no se entere de que estás ayunando. Sólo lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y Él te dará tu recompensa”

Deja que penetre el perfume del evangelio en tu persona. Ayuna, prescinde de las doctrinas y costumbres que te alejan y te separan de Él. Déjate impregnar por la sabiduría de Jesús de Nazaret, Resucitado, Vencedor de la muerte y de tu muerte. Nunca te hará mal el amor de Jesucristo. Existe siempre la posibilidad de creer y crecer en al amor…

¡Qué fragancia exquisita, Dios mío, qué buen olor tienes!...


Pon en tu corazón, cada día, como la Iglesia, unas gotas del evangelio que te ayudarán a atravesar el día ayunando del mal y obrando bien. Hoy es el día para tener la osadía de descubrir en medio de la diversidad de olores, la fragancia sutil y suave del evangelio. Ha llegado el momento de que a ojos cerrados sientas y captes el aroma único del amor hecho realidad, al alcance de tu olfato, y de afinar la sensibilidad para mantenerse en buena compañía. Bajar de la cabeza al corazón… hacer comunión entre razón y corazón

¿Qué fragancia esparcir con las palabras?... hay que refrescar con semillas de vida a través de palabras expresivas, cálidas, sinceras, sencillas, profundas… la vida de todos… ¿Será que es posible entregar una tarjeta con una fragancia delicada, expresando en una simple nota la alegría de vivir? ¿Será mucho exigir que hoy recordemos a tantos seres humanos marginados, excluidos, esclavizados, oprimidos, empobrecidos y que por ellos estemos dispuestos a no dejar que la contaminación producida por tantos malos olores (corrupción, violaciones de derechos humanos, violencias, secuestros, extorsiones, desaparecidos...) siga con su carrera de injusticia y de muerte? ¿Cómo sorprender con un obrar sencillo y simple, muy del evangelio y a la medida de todos, de tal manera que formemos parte de la novedad continua de Dios?

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