Yo Recuerdo mi último encuentro con Bruno en el hospital. Las enfermeras me dejaron a solas con él. Sujeto su mano mientras se dispone a pasar a la otra orilla. Ahora, sus ojos ya se han cerrado a la luz de este mundo. Le hablo, o más bien le hablo a Dios de Bruno.
En la catedral, al proclamar el Evangelio del Sermón de la Montaña, tengo la sensación de que muchos lo oyen por primera vez y descubren la belleza y la profundidad de las bienaventuranzas. "Bienaventurados los hambrientos los sedientos de justicia porque serán saciados". ¿Cómo no recordar a Bruno que no soportaba la injusticia?
A pesar del frío y de la lluvia, todos fueron al cementerio. Cada cual tira una rosa a aquél que tanto luchó por el derecho de los demás.
Bruno no era nadie famoso, ni rico, ni poderoso. Era un chico cualquiera. Pero mucha gente le quería. Y además le quería por lo que era y por lo que hacía. Era joven, pero ya había experimentado tanto amor.
En su vida los demás tenían un papel importante. Y quizá ese es un dilema interesante para hoy: ¿los demás? ¿Yo? That is the question. ¿qué pintan los demás en mi vida?, ¿para quién soy importante?
(Fuente: Salesianos España)
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