LLAMADA A LA SANTIDAD
Todos estamos llamados a la santidad. Esta es la vocación de todos los cristianos (Vaticano II, L.G.; cap.5)
Para alcanzar esta vocación es necesario que quede sepultado para siempre nuestro “hombre viejo” (Rom 6,6) para que viva sólo el nuevo, que se “renueva continuamente” … según la imagen de su Creador, para que Cristo sea todo y en todo (Col3, 10.11)
No hay entrega sin hay amor. No tengamos miedo al amor, a la santidad. A veces tememos ser cautivados por Dios. Recordemos el episodio del zorro que dice al pequeño Príncipe:
Todos estamos llamados a la santidad. Esta es la vocación de todos los cristianos (Vaticano II, L.G.; cap.5)
Para alcanzar esta vocación es necesario que quede sepultado para siempre nuestro “hombre viejo” (Rom 6,6) para que viva sólo el nuevo, que se “renueva continuamente” … según la imagen de su Creador, para que Cristo sea todo y en todo (Col3, 10.11)
No hay entrega sin hay amor. No tengamos miedo al amor, a la santidad. A veces tememos ser cautivados por Dios. Recordemos el episodio del zorro que dice al pequeño Príncipe:
- “Cautivar es crear lazos; si tú me cautivas, tendremos necesidad el uno del otro; si tú me cautivas, mi vida estará llena de sol”.
Dios nos da su don cuando renunciamos a los bienes materiales, a las cosas meramente humanas. La santidad está en la vida ordinaria, en las cosas pequeñas ( Rom 10,8) El mismo Jesucristo canoniza las cosas pequeñas en la parábola de los talentos (Mt 25, 21.23), y de las minas (Lc 19,17). El mérito de una acción no está en lo que se hace, sino en el amor con que se realiza, he ahí el misterio de la SANTIDAD. ¿Te animás a vivir el reto?
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