lunes, 7 de septiembre de 2009

8 de septiembre: Día de la Vida Consagrada

Vocación al amor

Hablar de vida consagrada es hablar de amor, un amor en el que Dios elige y el otro amor es de la persona que abraza esa llamada, llegando a ser una comunión de corazones, tanto el de Dios como del hombre, de este modo, el hombre de amor único se convierte en el hombre de amor a todos, porque se ha posesionado de su corazón la Benevolencia que ama a todos y a todos acoge.
Este amor no se compara con otros amores ya que es totalmente pleno y trae un inmenso gozo en el corazón, permitiéndonos experimentar las promesas del evangelio. "Jesús respondió: "yo les aseguro que ninguno que haya dejado casa, esposa, hermanos, padres e hijos por el Reino de Dios, quedará sin que reciba mucho más en el tiempo presente y en el mundo venidero, la vida eterna".

Vocación divina

Porque es Dios en la trinidad quien invita a la persona a un seguimiento más de cerca y en el cual esta persona acepta libremente y por amor, a ser total y exclusivamente para Dios y para su Reino.

Este es un llamado a la perfecta imitación de Cristo que lleva a la comunión de Dios y la perfección en el amor. "yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al padre sino por mí."; es Jesús quien revela al consagrado el amor de padre creador y el camino que de seguir y es el Espíritu Santo quien suscita en la persona el deseo de una respuesta plena de consagración; además guía el crecimiento llevándolo a la madurez.

Llamado personal a la plenitud

La vida consagrada es una vocación no una carrera, significa una llamada divina; Dios llama especialmente a algunos fieles a dicho estado, para que gocen de este don peculiar en la vida de la Iglesia y favorezcan su misión salvífica de acuerdo con el fin y el espíritu del instituto. En esta llamada la persona encuentra plenitud en el amor desarrollando sus capacidades, valores talentos, virtudes, en sí toda su integridad; frente a los ojos de Dios que le dice, "con amor eterno te he amado, por eso prolongare mi cariño hacia ti.

El consagrado responde como signo profético, escatológico que atrae a los hombres a la vida cristiana con un corazón grande "Amarás a Yavé tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tus fuerzas". Siempre reflexionando la realidad que le toca vivir. Como dice un santo: "Para mí, la vida consagrada significa algo así como tener los dos pies en la tierra, estar bien enraizados en la realidad. Tenemos los pies en el mundo, pero con horizontes amplios, sin techo alguno por encima de nuestras cabezas, sin muros que aprisionen.

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