Cristo, no tienes pies:
tienes sólo nuestros pies,
para poner en marcha a los oprimidos
por el camino de la libertad.
Cristo, no tienes labios:
tienes sólo nuestros labios,
para proclamar a los pobres
la Buena Nueva de la libertad.
Cristo, no tienes medios:
tienes sólo nuestra acción,
para lograr que todos los hombres
sean hermanos.
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