En la mañana del viernes 6 de noviembre arribó al país el corazón de San Juan María Vianney, el Santo “Cura de Ars”, acompañado por el padre Karlo Tyberghien, custodio de la comunidad de Belley-Ars, para visitar más de veinte diócesis argentinas.
Por la tarde, en la catedral de Avellaneda-Lanús, colmada de fieles llegados desde todos los rincones de la diócesis, el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, presidió la Eucaristía concelebrada por el obispo local, monseñor Rubén Oscar Frassia, y su presbiterio, dando comienzo así a la gran peregrinación nacional de las reliquias sagradas.
“En el año dedicado a los sacerdotes, la presencia de una reliquia del Cura de Ars es un gran don”, dijo monseñor Bernardini, para reflexionar luego sobre la figura del sacerdote tomando como eje la Carta a los Hebreos.
En la homilía, el obispo destacó que “hoy más que nunca, cada uno de nosotros -según el lugar que ocupe en la Iglesia y en la sociedad- tendrá que pedirle al Señor que nos comprometamos y cambie nuestro corazón. Así como hoy recibimos el corazón del Cura de Ars, que también golpee y repercuta en nuestro corazón ¡Para que nuestro corazón cambie! ¡Para que nuestra vida cambie! ¡Para que lo más íntimo de cada uno de nosotros cambie!” (Si querés seguir leyendo hacé clic en el título)
Por la tarde, en la catedral de Avellaneda-Lanús, colmada de fieles llegados desde todos los rincones de la diócesis, el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, presidió la Eucaristía concelebrada por el obispo local, monseñor Rubén Oscar Frassia, y su presbiterio, dando comienzo así a la gran peregrinación nacional de las reliquias sagradas.
“En el año dedicado a los sacerdotes, la presencia de una reliquia del Cura de Ars es un gran don”, dijo monseñor Bernardini, para reflexionar luego sobre la figura del sacerdote tomando como eje la Carta a los Hebreos.
En la homilía, el obispo destacó que “hoy más que nunca, cada uno de nosotros -según el lugar que ocupe en la Iglesia y en la sociedad- tendrá que pedirle al Señor que nos comprometamos y cambie nuestro corazón. Así como hoy recibimos el corazón del Cura de Ars, que también golpee y repercuta en nuestro corazón ¡Para que nuestro corazón cambie! ¡Para que nuestra vida cambie! ¡Para que lo más íntimo de cada uno de nosotros cambie!” (Si querés seguir leyendo hacé clic en el título)
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