María, afirmó el Papa, “es la flor más bella surgida de la creación, la 'rosa' aparecida en la plenitud del tiempo, cuando Dios, mandando a su Hijo, entregó al mundo una nueva primavera”.
Y “es al mismo tiempo la protagonista, humilde y discreta, de los primeros pasos de la Comunidad cristiana: Maria es su corazón espiritual, porque su misma presencia en medio de los discípulos es memoria viviente del Señor Jesús y prenda del don de su Espíritu”, añadió.
Y “es al mismo tiempo la protagonista, humilde y discreta, de los primeros pasos de la Comunidad cristiana: Maria es su corazón espiritual, porque su misma presencia en medio de los discípulos es memoria viviente del Señor Jesús y prenda del don de su Espíritu”, añadió.
Para los cristianos, recordó el Papa, es “la primera y perfecta discípula de Jesús. María de hecho observó primera y plenamente la palabra de su Hijo, demostrando así que le amaba no sólo madre, sino antes incluso, como sierva humilde y obediente”.
“Por esto Dios Padre la amó y tomó morada en ella la Santísima Trinidad”, dijo el Papa.
Además, afirmó, al recordar el pasaje evangélico en que Jesús promete el don del Espíritu Santo, “¿cómo no pensar en María, que en su corazón, templo del Espíritu, meditaba e interpretaba fielmente todo lo que su Hijo decía y hacía?”
“Por esto Dios Padre la amó y tomó morada en ella la Santísima Trinidad”, dijo el Papa.
Además, afirmó, al recordar el pasaje evangélico en que Jesús promete el don del Espíritu Santo, “¿cómo no pensar en María, que en su corazón, templo del Espíritu, meditaba e interpretaba fielmente todo lo que su Hijo decía y hacía?”
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