martes, 22 de junio de 2010

¿Cómo saber si las voces que oímos son de Dios?


En primer lugar, por la fuerza y señorío de ellas mismas; sus palabras no son como las nuestras: tienen sonido y poder. A modo de ejemplo, se encuentra uno apenado por asuntos graves, hasta que Él diga: “Yo soy, no temas” y la tormenta interior se sosiega en unos instantes. Y como esta, otras muchas cosas.
La segunda señal: la gran quietud, paz y recogimiento que dejan sus palabras.
El tercer indicio de su origen divino es la fijación en nuestra memoria de esas palabras.. No se olvidan en mucho tiempo, a veces ni en algunos años, ni en toda la vida.
También puede comunicarse Dios por medio de palabras silenciosas, solamente audibles con los oídos de nuestra alma. (Sta Teresa de Jesús)

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