Hoy recordamos la inmensidad del amor de Jesús, la entrega sin límites del Salvador del mundo que no temió por su muerte sino que se donó por nuestro amor.
La CRUZ es el signo de ese amor, de esa entrega incondicional. La cruz nos recuerda que un instrumento de dolor y amargura nos mereció tal Salvador!
Sta Teresita del Niño Jesús tiene una bella reflexión en una de sus poesías:
¡Acuérdate, Jesús, Verbo de vida,
de que tanto me amaste y moriste por mí!
También yo quiero amarte con locura,
también por ti vivir y morir quiero yo.Bien sabes, ¡Oh Dios mío!, que lo que yo deseo
hacer que te amen y ser mártir un día.
Quiero morir de amor.
Señor, de mi deseo
¡Acuérdate!
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