en el que adoro la sangre
de un Dios hecho cuerpo humano.
Mas puedo en la Santa Misa
recogerla cada día.
A Jesús le gusta mi alma
más que los vasos de oro.
El altar es un Calvario
donde por mí y para mí
se derrama gota a gota
toda su Sangre divina.
Oh Jesús, viña sagrada,
lo sabes, mi Rey divino,
soy un racimo dorado
que han de arrancar para ti.
Exprimida en el lagar
del oscuro sufrimiento
yo te probaré mi amor.
Mi único gozo será
inmolarme cada día.
(Sta Teresita de Lisieux)
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