viernes, 30 de marzo de 2012

LA SEMANA SANTA (Año 2012)


La Semana Santa tiene un papel central en el año litúrgico y en la celebración de la fe.
La Vigilia Pascual es la celebración principal de todo el año, es la celebración de la que ningún cristiano tendría que dejar de participar, tanto si está en su lugar habitual, en su propia parroquia, como si está en algún encuentro particular de un grupo de cristianos, como si está en un lugar de vacaciones. La Vigilia, es en efecto,  el momento que concentra más que ningún otro la vivencia de lo que da más sentido a nuestra fe: la resurrección de Jesucristo, su victoria sobre la muerte, el triunfo definitivo de su camino de amor entregado, que es más fuerte que todo el mal personal y colectivo que los hombres seamos capaces de hacer o permitir.

Y, junto con la Vigilia Pascual, el Triduo Pascual. Son los días de la muerte, la sepultura y la resurrección del Señor: el viernes, el sábado, el domingo, con la introducción del jueves por la tarde.


El JUEVES SANTO nos reunimos para  recordar la despedida de Jesús. Una despedida que es como un resumen del camino que está a punto de emprender: el lavatorio de los pies y la institución de la Eucaristía son los signos de este camino; el lavatorio de pies pone ante nuestros ojos su entrega total, y la Eucaristía nos anuncia su presencia viva y para siempre, vencedora de la muerte.

El VIERNES SANTO, nuestra mirada sólo se puede posar en la cruz de Jesús, que es el resultado último de su manera de vivir, el resultado último de su fidelidad absoluta al camino de amor de Dios; esta cruz que ante los ojos de todo el mundo es un fracaso, pero en la que nosotros vemos el único camino de vida verdadera.

El SÁBADO SANTO es el día del silencio y de la espera: Jesús ha muerto, Jesús está en el sepulcro, y nosotros, y toda la humanidad, experimentamos y agradecemos lo que significa su amor sin reservas, mientras esperamos la acción de Dios.

Y, finalmente, la Noche de Pascua y el Domingo de Pascua, la celebración central de los cristianos, el anuncio de vida para siempre para todo el mundo.

Y antes del Triduo Pascual hay todavía otra celebración. Es el DOMINGO DE RAMOS, que es el último domingo de cuaresma y que nos hace vivir ya las dos caras de los días santos: la aclamación a Jesús con la convicción de que seguirlo es la única fuente de vida,  y la contemplación de sus últimos pasos en este mundo, su pasión y su muerte en la cruz..

Iría bien repasar más detalladamente cada uno de los días, su sentido, la riqueza que contiene, las maneras como podemos celebrarlos mejor… El espacio no lo permite…

Sin embargo, lo importante es que sean las que sean las circunstancias (desde la iglesia más concurrida y con más medios, hasta el lugar más pobre y sencillo), tengamos un espíritu lleno de deseos de vivir con toda la fe y con toda la intensidad estos días centrales del año cristiano junto con los hermanos y hermanas de la comunidad.

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