ORACIÓN
“¡Oh Virgen María, Madre de la
Iglesia!, a ti te encomiendo la Iglesia entera... “Tú, auxilium episcoporum”,
protege y asiste a los obispos en su misión apostólica y a cuantos, sacerdotes,
religiosos y seglares, les ayudan en su difícil tarea. Tú que fuiste presentada
por tu mismo Hijo divino, en el momento de su muerte redentora, como Madre al
discípulo predilecto, acuérdate del pueblo cristiano que en ti confía.
Acuérdate de todos tus hijos; confirma ante Dios sus plegarias, conserva
incólume su fe, refuerza su esperanza, auméntales la caridad. Acuérdate de
cuantos se hallan en la necesidad, en la tribulación o en el peligro;
especialmente de cuantos sufren persecución y están en la cárcel por causa de
la fe. Consígueles, oh Virgen santa, la debida fortaleza y apresura el día de
la justa libertad. Mira con ojos benignos a nuestros hermanos separados, y
dígnate unirlos a todos, tú que has engendrado a Cristo puente de unión entre
Dios y los hombres. Oh, templo de la luz sin sombra ni mancha! Intercede
ante tu Hijo Unigénito, Mediador de nuestra reconciliación con el Padre, para
que conceda misericordia a nuestras culpas y aleje toda discordia de entre
nosotros, dando a nuestras almas la alegría de vivir” (Pablo VI, Insegnamenti,
v.2 p. 677).
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