Sin duda
que desde sus orígenes ha sido una iniciativa providencial y carismática,
nacida bajo el impulso del Espíritu Santo, que provee en todo momento a las necesidades
de la Iglesia y la renueva con su espontaneidad creadora.
Esta Obra
nace en 1843, fundada por Mons. Carlos Augusto Forbin Janson (obispo francés)
con el nombre de SANTA INFANCIA, y lo hizo motivado por las cartas que recibía
de misioneros de los distintos lugares, en las que le informaban
acerca de la gran cantidad de niños sin bautizar, sin conocer el mensaje de
salvación de Jesús; además del abandono, de las enfermedades y en general de la
difícil situación de los niños de tierras lejanas. Es por ello que pensó en
fundar ésta obra en la que los niños cristianos ayudarían a los niños de los
países de misión a través de la oración y del aporte material, de esta
iniciativa surgirá el Lema de la IAM :
“QUE LOS
NIÑOS AYUDEN A LOS NIÑOS”
Al
asumir el segmento de edad correspondiente a la adolescencia, el Lema actual
es:
“QUE LOS
NIÑOS Y ADOLESCENTES AYUDEN A LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES”
La Obra se
propagó rápidamente por toda Francia, Europa y posteriormente en América.
Desde su
inicio recibió la aprobación y el apoyo de los Papas. El 3 de mayo de 1922 el
Papa Pío XI viendo todo lo que los niños podían hacer dentro de la Iglesia, la
bendijo y la elevó a la categoría de OBRA PONTIFICIA proponiéndola a todos los
niños cristianos como una escuela de educación en la fe. Hoy la IAM está
implantada en más de 110 países de todos los continentes y ayuda a millones de
niños, adolescentes de todo el mundo.
En nuestro
país, según los registros más antiguos, los primeros niños que colaboraron en
la evangelización universal por medio de esta Obra eran de la provincia de
Tucumán, en el año 1896, es decir, hace más de cien años.
Hoy está
presente en casi todas las diócesis del país, grupos que se forman en
parroquias, capillas, escuelas y comunidades, para abrazar y asumir los
objetivos, métodos y actividades que propone esta Obra para realizar la
evangelización en el ámbito Local y Universal.
Como la
Obra se dirige a todos los niños y adolescentes, existen también niños que
aunque no estén formalmente vinculados a la IAM aprenden a conocer a Jesús y a
hacerlo conocer a través de los servicios misioneros que les ofrecen en las
parroquias o escuelas. Así es como vive y se propaga el espíritu de la IAM.
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