Para Benedicto XVI perdonar no es ignorar, sino transformar.
En efecto, el perdón es la noticia cotidiana de la que tendría necesidad el
mundo, tal como nos lo recuerda el Evangelio en el que Jesús invita a Pedro a
perdonar al hermano “setenta veces siete”, es decir, siempre. Como afirma
nuestro colega Sergio Centofanti, habría que interrogarse acerca del
significado del perdón, para lo cual, vamos a recorrer algunas de las
catequesis del Santo Padre sobre este tema.
“Nada puede mejorar el mundo –afirma Benedicto XVI– si el
mal no es superado. Y el mal sólo pude ser superado con el perdón. Ciertamente,
debe ser un perdón eficaz; perdón que sólo nos lo puede dar el Señor. Un perdón
que no aleja el mal sólo con las palabras, sino que lo transforma realmente”,
tal como decía el Papa durante las vísperas celebradas en la localidad italiana
de Aosta el 24 de julio de 2005. Oportunidad en la que el Sucesor de Pedro
añadía: “Perdonar no es ignorar, sino transformar”. Lo que quiere decir que
“Dios debe entrar en este mundo y oponer al océano de la injusticia un océano
más grande, el del bien y el del amor”.
El Papa también nos recuerda que “no hay justicia sin
perdón”, y, al mismo tiempo, que “el perdón no sustituye la justicia”, y que no
significa “negación del mal”, ni que debe hacer que decaiga la “denuncia de la
verdad del pecado”. Porque el concepto del pedón en el cristianismo hace nacer
“una nueva idea de justicia” que no se limita a punir, sino que “reconcilia” y
“cura” frente a los contrastes en las relaciones humanas, con frecuencia
también familiares, donde “somos llevados a no perseverar en el amor gratuito,
que cuesta empeño y sacrificio”.
Y de hecho, durante la catequesis de la audiencia general
del pasado 30 de mayo, el Papa decía que “Dios, en cambio, nunca se cansa de
nosotros, nunca se cansa de tener paciencia con nosotros, y con su inmensa
misericordia siempre nos precede, sale él primero a nuestro encuentro”.
En cuanto a la invitación de Jesús, de perdonar “setenta
veces siete”, Benedicto XVI, durante la durante la catequesis de la audiencia
general del pasado 15 de febrero afirmaba que Jesús “nos invita al difícil
gesto de rezar incluso por aquellos que nos han hecho mal, nos han perjudicado,
sabiendo perdonar siempre, a fin de que la luz de Dios ilumine su corazón; y
nos invita a vivir, en nuestra oración, la misma actitud de misericordia y de
amor que Dios tiene para con nosotros: “perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, tal como decimos cada día en el Padrenuestro.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
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