"Que se hagan peticiones,
oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los
soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de
tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna" (1Tim. 2, 1-3).
1. El compromiso
ciudadano
“Queremos ser Nación”, es lo que venimos rezando juntos,
porque somos conscientes de que el Señor nos ha regalado un inmenso don:
nuestra Patria; y nos ha dejado una tarea: la construcción de nuestra Nación.
Hoy los obispos deseamos hacer un llamado a renovar nuestro compromiso
ciudadano colaborando en el debate por la reforma del Código Civil. Queremos
contribuir a tener una mejor legislación para todos.
2. Importancia de la
Reforma
Ésta, como otras reformas legislativas recientes o en curso,
afecta nuestra cultura y nuestra vida cotidiana; proyecta cambios que nos tocan
de cerca. Según el Código Civil que resulte sancionado se contestarán preguntas
como: ¿Cuándo comienza un ser humano a tener el derecho de llamarse persona?
¿Cuál es el sentido de constituir legalmente una familia? ¿Con qué respeto
hemos de considerar a las mujeres, especialmente a las más vulnerables? ¿Qué
pueden dejar los padres a sus hijos al morir? ¿Tendrán derecho a la identidad los
hijos concebidos en laboratorios? ¿Podrán ser concebidos hijos de personas
muertas?
3. Función y efectos
del Código Civil
En el Código Civil se regulan derechos vinculados a la vida
personal, matrimonial, familiar, social, económica, de todos nosotros. En él se
expresa de alguna manera la forma y el estilo de vida que como sociedad
queremos promover. Tiene, por eso, una función pedagógica y efectos de muy
largo plazo. Podríamos afirmar: dime cómo legislas y te diré qué sociedad
deseas. La sanción de un nuevo Código Civil y Comercial es seguramente la
reforma legislativa más importante de las últimas décadas por la variedad de
cuestiones implicadas y por la entidad de algunos de los cambios propuestos.
Por eso coincidimos con el reclamo de academias, colegios profesionales,
universidades, iglesias y otras personas e instituciones que con toda razón
vienen pidiendo que a la discusión en el Congreso se le otorgue todo el tiempo
que sea necesario. Sería conveniente, además, la realización de audiencias
públicas en cada provincia.
4. Principales
cuestiones en juego
La reforma propuesta contiene aspectos positivos; sin
embargo necesitamos reiterar la preocupación acerca de algunas cuestiones de
fundamental importancia.
El modelo de familia proyectado por estas normas expresa una
tendencia individualista y se opone a los criterios evangélicos y también a
valores sociales fundamentales, como la estabilidad, el compromiso por el otro,
el don sincero de sí, la fidelidad, el respeto a la vida propia y ajena, los deberes
de los padres y los derechos de los niños.
Si se aprueba sin modificaciones este proyecto, algunos
seres humanos en gestación no tendrán derecho a ser llamados “personas”. La
maternidad y la paternidad quedarán desfiguradas con la denominada “voluntad
procreacional”; se legitimará, por un lado, la promoción del “alquiler de
vientres” que cosifica a la mujer y por otro, el congelar embriones humanos por
tiempo indeterminado, pudiendo ser éstos descartados o utilizados con fines
comerciales y de investigación. Se discriminará, en su derecho a la identidad,
a quienes sean concebidos por fecundación artificial, porque no podrán conocer
quién es su madre o su padre biológico. Los cónyuges que se unan en matrimonio,
no tendrán obligación jurídica de fidelidad ni tampoco de convivir bajo un
mismo techo; los lazos afectivos matrimoniales quedarán debilitados y
desvalorizados.
Queremos una sociedad en la cual se fomenten los vínculos
estables y en donde se dé prioridad a la protección de los niños y de los más
indefensos. Los deseos de los adultos, aunque parezcan legítimos, no pueden
imponerse a los derechos esenciales de los niños. Como adultos, tenemos más
obligaciones que derechos. Es necesario que reconozcamos y demos protección
jurídica a toda vida humana desde la concepción, y que recordemos que no todo
lo científicamente posible es éticamente aceptable.
5. El papel de la fe
religiosa en el debate político
Benedicto XVI ha enseñado repetidas veces que la justicia de
las leyes y de las acciones de gobierno tiene su fundamento en valores
objetivos, que el hombre puede conocer guiado por su razón. El papel de la fe
religiosa es ayudar a la razón para que descubra con claridad esos principios
morales y los aplique rectamente. Es por ello que los católicos tenemos no sólo
el derecho, como todo ciudadano, sino también la obligación de hacer nuestro
aporte al debate público. Queremos proponer y ser escuchados.
6. Una oportunidad
para actuar todos en bien de la Nación
Por eso, la hora nos reclama a los cristianos el testimonio
personal y comunitario de Jesucristo para que resplandezca en medio de los
hombres el amor de Dios, que es el verdadero fundamento y modelo de las
relaciones humanas. Las reformas propuestas, junto con otras ya producidas o en
curso de tratamiento legislativo, interpelan fuertemente a la Iglesia. A
nosotros como pastores. A las madres y los padres de familia, a quienes
corresponderá vivir su matrimonio aún más comprometidamente y formar a sus
hijos en los valores evangélicos y en la verdad sobre la persona, con mirada
lúcidamente crítica sobre lo que nos rodea. A los sacerdotes, diáconos,
consagrados y catequistas, que deben comunicar estos contenidos y compromisos
vitales con su palabra y testimonio. A las escuelas y docentes, llamados a
acompañar y apoyar a los padres en esta difícil tarea con coherencia y
valentía. A los profesionales de la salud, quienes pueden verse enfrentados a
situaciones en que tengan que decidir en conciencia. A los abogados y jueces,
llamados a defender la justicia y el bien de la persona en todas las
situaciones que se les presenten.
7. Exhortación
particular a los legisladores
Hacemos un particular llamado a los legisladores para que
asuman en plenitud sus responsabilidades, estudien a fondo las reformas
propuestas, sean fieles a la herencia y a las tradiciones patrias y estén
abiertos a escuchar todas las voces que tienen algo que decir al respecto. Y
finalmente, que no dejen de escuchar a la voz de su conciencia, evitando que
las legítimas pertenencias partidarias los lleven a votar en contra o al margen
de aquella.
8. Convocatoria a la
oración y la reflexión
Invitamos a las comunidades parroquiales, educativas,
instituciones y movimientos a organizar en las próximas semanas alguna jornada
de oración y reflexión. En comunidad podremos orar a Dios, Padre de todo bien,
a Jesucristo el Señor, y al Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Pidamos que
bendiga a nuestra Patria e ilumine a nuestros legisladores y gobernantes,
concediéndoles la sabiduría necesaria para trabajar por la paz, la amistad
social y la defensa de todas las personas, privilegiando a los más pobres y
débiles. Hagámoslo a semejanza de la primera comunidad cristiana, íntimamente
unidos, dedicados a la oración y la reflexión, en compañía de María, la madre
de Jesús y madre nuestra de Luján.
Los Obispos de la 162º
Comisión Permanente
de la Conferencia
Episcopal Argentina
Buenos Aires, 22 de
agosto de 2012 +
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