La oración es una palanca…
“¿No fue, acaso, de
la oración de de donde san Pablo, san Agustín,
san Juan de la Cruz,
santo Tomás de Aquino, san Francisco,
santo Domingo y otros
tantos ilustres amigos de Dios
sacaron esa ciencia
divina que arrebata a los mayores genios?
Un sabio dijo: “Denme una palanca, un punto de
apoyo,
y levantaré el
mundo”.
Lo que Arquímedes no
pudo lograr,
porque su petición no
se dirigía a Dios
y, porque además, iba
hecha desde un punto material,
lo lograron los
santos en toda su plenitud.
El Todopoderoso les
dio un punto de apoyo:
¡EL MISMO! ¡EL SOLO!
Y una palanca: la
oración, que quema con fuego de amor.
Y así levantaron el
mundo.
Y así lo siguen
levantando los santos que aun militan
en la tierra, y así
lo levantarán, hasta el fin del mundo,
los santo que vengan.
(Fuente: Ms C, 36)
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