A Hna Daniela le llegó el martirio cuando tenía 46 años y 20
de vida en el Carmelo. Tras consumir la mayor parte de ellos en el servicio de
los pobres, los enfermos, las cieguitas de nacimiento. Sorprendida por el
martirio mientras seguía asistiendo enfermos a domicilio a jornada completa, 24
horas sobre 24 horas.
Sus compañeras la
recuerdan jovial, bondadosa, gran trabajadora, buena compañera, piadosa ( sus
devociones preferidas eran el Sagrado Corazón y la Virgen del Carmen), con gran
sentido de humor. Optimista. Era la alegría de la recreación.
Hna Gabriela era
de carácter fuerte, fogoso y decidido. Franca y sin dobleces. Capaz de
cualquier sacrificio por ayudar o por hacer el bien.
Su comarca estuvo
tupida de recuerdos del P. Palau, predicador y ermitaño, que había vivido, no
muy lejos, una de sus más radicales experiencias de soledad junto a la ermita
de San Bartolomé.
Gabriela pasó sus
años de vida religiosa realizando servicios humildes. Estuvo destinada a ARGENTINA
por varios años y luego regresó a la Casa Madre de la Congregación (Barcelona). Fue martirizada cuando sólo contaba con 36 años.
Hna Esperanza
nació en 1875, y murió mártir el 31 de julio de 1936. Hija de labradores
humildes, autodidacta. Vivió en un hogar religioso de gran devoción a María.
Comenzó su
entrega en el servicio a los enfermos del hospital de Bagur, donde las
carmelitas misioneras llevaban a cabo su labor misionera.
Como religiosa se
dedicó al cuidado de enfermos a domicilio, con capacidad de cercanía, calor de
gestos y palabras.
También se dedicó
a la enseñanza, sus últimos años los dedicó a la educación desde donde la
vieron prepararse para el posible martirio que esperaba, pasaba largas horas ante
Jesús Eucaristía.
Hna Refugio puede
definirse como una joya de la sencillez en el Carmelo, al igual que Teresita de
Lisieux, ya que carece de biografía. Nació en 1878, en Gabarra. Era muy devota
del Sagrado Corazón y de la Ssma Virgen. Los testimoniales dicen que “realizaba
los trabajos más duros mientras oraba y trabajaba”, “temerosa y acobardada ante
el peligro del martirio, pero dispuesta a lo que Dios quisiera”, “en los
últimos días compartía con las otros los deseos de martirio”, “tenía devociones
predilectas al Sagrado Corazón y a la Ssma Virgen”
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