Queridos hermanos y amigos:
Habiendo sido ya
nombrado el nuevo Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias,
el P. Dante De Sanzzi, a quien
acompaño con mi oración y cercanía fraterna, quiero despedirme de cada uno de
ustedes, a través de esta carta.
No quiero dejar de
nombrar a nadie y ¡son tantas las personas a las que tengo que agradecer por
haber compartido el camino conmigo, durante estos cinco años de servicio en las
Obras Misionales Pontificias!
Quisiera hablarle a
cada uno a solas, y mirándolos a los ojos decirles algo recogido de la
experiencia del encuentro personal. Deseando encontrar las palabras más
apropiadas y justas, abrí el Evangelio de Jesús y allí encontré lo que le
quiero decir a cada uno; se trata de la parábola del tesoro escondido (Mt.13,
44).
Les tengo que decir
¡gracias!, porque en ustedes he encontrado un tesoro, en cada uno así como es,
he podido ver el reino de Dios a través de palabras, gestos, silencios,
servicios, desafíos, y también a través de la cruz, incertidumbres o
incomprensiones por las que algunas veces tenemos que pasar solos o
acompañados, como discípulos de Jesús.
¡El reino de Dios
es como un tesoro! Y en el encuentro con ustedes me he encontrado muchas veces
y de muchas maneras con este tesoro. En muchísimas ocasiones me he encontrado
con la mirada y el cariño de Dios a través de ustedes.
Queridos
Secretarios Nacionales que me han acompañado a lo largo de estos años, Miembros
de Equipos de las Secretarías y Servicios, Directora, Profesores y Alumnos del
Centro de Misionología “Juan Pablo II”, Personal de las OMP, Miembros y
Personal de la Nunciatura Apostólica, de la Conferencia Episcopal Argentina y
del Arzobispado de Buenos Aires, Comisión Episcopal de Misiones, Pontificia
Universidad Católica Argentina y Cátedra Juan Pablo II, Pontificia Universidad
Urbaniana de Roma, Obispos, Sacerdotes, Diáconos y Seminaristas de cada
diócesis del País, Congregaciones Religiosas, Monasterios de Clausura e
Institutos Seculares, Movimientos e Instituciones Eclesiales, Directores
Diocesanos de OMP y Equipos, Regiones Pastorales, Medios de Comunicación,
Benefactores de las OMP, Adoradores del Ssmo. Sacramento de esta Sede Nacional,
Empresas, Comercios y Prestadores de servicios con quienes hemos trabajado
juntos en las OMP, a mi Obispo Diocesano Mons. Eduardo Martín y a toda la
Diócesis de Río Cuarto, a mi queridísima y recordada familia, a los Amigos,
queridos Enfermos y Ancianos, Grupos Misioneros, Misioneros Ad Gentes presentes
en distintas partes del mundo, Familias Misioneras, Animadores, Niños y
Adolescentes de la IAM, gracias, muchas gracias a cada uno de ustedes por el
camino que hemos recorrido juntos durante estos cinco años, gracias por todo lo
que me brindaron y hemos compartido.
He intentado dar lo
mejor de mí durante estos años, pero también quiero pedirles perdón si entre
tantas cosas que hemos vivido, en algunas ocasiones he faltado al mandamiento
del amor.
Les agradezco todas
las muestras de afecto, la oración y la sencillez para compartir este servicio que Dios me
encargo en su Iglesia.
Les pido que me
encomienden en sus oraciones y me comprometo a tenerlos presente en cada
Eucaristía.
Dios los bendiga y
acompañe siempre. María, Reina de las Misiones los proteja y siga cultivando en
el corazón de cada uno un gran amor a la misión.
P. Osvaldo Pablo
Leone
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