El arzobispo de Buenos Aires y
primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, aseguró que "poco
a poco nos acostumbramos a oír y a ver, a través de los medios de comunicación,
la crónica negra de la sociedad contemporánea, presentada casi con un perverso
regocijo, y también nos acostumbramos a tocarla y a sentirla a nuestro
alrededor y en nuestra propia carne. El drama está en la calle, en el barrio,
en nuestra casa y, por qué no, en nuestro corazón. Convivimos con la violencia
que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos en tantos países
del mundo. Convivimos con la envidia, el odio, la calumnia, la mundanidad en
nuestro corazón".
"El sufrimiento de inocentes
y pacíficos no deja de abofetearnos; el desprecio a los derechos de las personas
y de los pueblos más frágiles no nos son tan lejanos; el imperio del dinero con
sus demoníacos efectos como la droga, la corrupción, la trata de personas -
incluso de niños - junto con la miseria material y moral son moneda corriente.
La destrucción del trabajo digno, las emigraciones dolorosas y la falta de
futuro se unen también a esta sinfonía. Nuestros errores y pecados como
Iglesia
tampoco quedan fuera de este gran panorama", escribió en su carta pastoral
para el inicio de la Cuaresma.
"Los egoísmos más personales
justificados, y no por ello más pequeños, la falta de valores éticos dentro de
una sociedad que hace metástasis en las familias, en la convivencia de los
barrios, pueblos y ciudades, nos hablan de nuestra limitación, de nuestra debilidad
y de nuestra incapacidad para poder transformar esta lista innumerable de
realidades destructoras", agregó.
El purpurado porteño sostuvo que
"la trampa de la impotencia nos lleva a pensar: ¿Tiene sentido tratar de
cambiar todo esto? ¿Podemos hacer algo frente a esta situación? ¿Vale la pena
intentarlo si el mundo sigue su danza carnavalesca disfrazando todo por un
rato?", pero afirmó que "sin embargo, cuando se cae la máscara,
aparece la verdad y, aunque para muchos suene anacrónico decirlo, vuelve a
aparecer el pecado, que hiere nuestra carne con toda su fuerza destructora
torciendo los destinos del mundo y de la historia".
"La Cuaresma se nos presenta
como grito de verdad y de esperanza cierta que nos viene a responder que sí,
que es posible no maquillarnos y dibujar sonrisas de plástico como si nada
pasara. Sí, es posible que todo sea nuevo y distinto porque Dios sigue siendo
"rico en bondad y misericordia, siempre dispuesto a perdonar" y nos
anima a empezar una y otra vez. Hoy nuevamente somos invitados a emprender un
camino pascual hacia la Vida, camino que incluye la cruz y la renuncia; que
será incómodo pero no estéril. Somos invitados a reconocer que algo no va bien
en nosotros mismos, en la sociedad o en la Iglesia, a cambiar, a dar un viraje,
a convertirnos", subrayó.
Rasguen el corazón, no los
vestidos
Tras señalar que al iniciar la
Cuaresma "son fuertes y desafiantes las palabras del profeta Joel:
'Rasguen el corazón, no los vestidos: conviértanse al Señor su Dios",
consideró que "son una invitación a todo pueblo, nadie está
excluido".
Y enumeró:
* Rasguen el corazón y no los
vestidos de una penitencia artificial sin garantías de futuro.
* Rasguen el corazón y no los
vestidos de un ayuno formal y de cumpli-miento que nos sigue manteniendo
satisfechos.
* Rasguen el corazón y no los
vestidos de una oración superficial y egoísta que no llega a las entrañas de la
propia vida para dejarla tocar por Dios.
* Rasguen los corazones para
decir con el salmista: "hemos pecado".
* Rasguen los corazones para que
por esa hendidura podamos mirarnos de verdad.
* Rasguen los corazones, abran
sus corazones, porque sólo en un corazón rasgado y abierto puede entrar el amor
misericordioso del Padre que nos ama y nos sana.
* Rasguen los corazones dice el
profeta, y Pablo nos pide casi de rodillas "déjense reconciliar con
Dios". Cambiar el modo de vivir es el signo y fruto de este corazón
desgarrado y reconciliado por un amor que nos sobrepasa.
El cardenal Bergoglio insistió en
afirmar que "ésta es la invitación, frente a tantas heridas que nos dañan
y que nos pueden llevar a la tentación de endurecernos" y precisar:
"Rasguen los corazones para experimentar en la oración silenciosa y serena
la suavidad de la ternura de Dios", "rasguen los corazones para
sentir ese eco de tantas vidas desgarradas y que la indiferencia no nos deje
inertes", "rasguen los corazones para poder amar con el amor con que
somos amados, consolar con el consuelo que somos consolados y compartir lo que
hemos recibido".
El primado argentino recordó que
este tiempo litúrgico "no es sólo para nosotros, sino también para la
transformación de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestra Iglesia, de
nuestra Patria, del mundo entero. Son cuarenta días para que nos convirtamos
hacia la santidad misma de Dios; nos convirtamos en colaboradores que recibimos
la gracia y la posibilidad de reconstruir la vida humana para que todo hombre
experimente la salvación que Cristo nos ganó con su muerte y
resurrección".
Y puntualizó que "junto a la
oración y a la penitencia, como signo de nuestra fe en la fuerza de la Pascua
que todo lo transforma, también nos disponemos a iniciar igual que otros años
nuestro 'Gesto cuaresmal solidario'", porque, "como Iglesia en Buenos
Aires que marcha hacia la Pascua y que cree que el Reino de Dios es posible
necesitamos que, de nuestros corazones desgarrados por el deseo de conversión y
por el amor, brote la gracia y el gesto eficaz que alivie el dolor de tantos
hermanos que caminan junto a nosotros".
Por último, el cardenal Bergoglio
estimó que "este Año de la Fe que transitamos es también la oportunidad
que Dios nos regala para crecer y madurar en el encuentro con el Señor que se
hace visible en el rostro sufriente de tantos chicos sin futuro, en la manos
temblorosas de los ancianos olvidados y en las rodillas vacilantes de tantas
familias que siguen poniéndole el pecho a la vida sin encontrar quien los
sostenga", y deseó a la comunidad arquidiocesana "una santa Cuaresma,
penitencial y fecunda Cuaresma".+
(Fuente: aica.com)
después que este cardenal ha sido elegido Papa cobran un nuevo y ejemplar valor sus palabras para la cuaresma. dejémonos los cristianos llevar por este camino de penitencia, de amor a Dios y de acogida al hermano pobre y desvalido
ResponderBorrar