Nicolás y Simone |
Nicolás, es un joven de Córdoba capital que estudia Agronomía y pertenece a la Pquia. "Ntra. Sra. del Carmen" de los Padres Carmelitas. Por medio de ellos él se contacto con nosotras el año pasado y este año se subió nuevamente al Tren Misionero.
Voy a comenzar este testimonio diciendo que
cuando algo es voluntad del Padre, Él se encarga de solucionar todo y de
abrirnos los caminos. Y así lo hizo conmigo.
Está misión fue muy especial para mí. Me sentí
muy mimado por Dios, cuidado, querido, amado y protegido. Mis miedos no
tuvieron oportunidad de mostrarse esta vez porque El Señor ya se había
encargado de suprimirlos desde la misión pasada.
Fue una experiencia hermosa. Trabajar con los
niños es algo inexplicable. Poder disfrazarme de payaso y animarlos (con lo
tímido que soy) es una cosa que realmente me lleno el corazón de alegría. Poder
ver su pureza y transparencia y encima poder compartir con ellos haciéndome un
niño más es una de las cosas que
mas le agradezco a Dios.
En esta misión pude observar una mayor
participación de las personas, sobre todo de los adolescentes y adultos. Los
noté muy felices con nuestra visita y con muchas ganas de estar, de participar
y de ayudarnos.
Los jóvenes estuvieron muy abiertos a
compartir, a realizar actividades y uno aprende mucho de ellos también.
Creo en mi humilde opinión que en esta
oportunidad, todo lo del 2012 se multiplico el doble.
De las visitas a las casas me quedo con una en
especial donde la señora que nos recibió estaba enferma y al finalizar la oración,
ella pudo darle un sentido más profundo a su enfermedad. No un sentido triste
sino uno alegre. Pudo asociar su enfermedad a la Pasión Redentora de Cristo y ofrecer
el dolor que sentía por todos los misioneros y misioneras del mundo. Ella con
su situación comprendió que también podría hacer misión desde su lugar.
Fue una visita muy hermosa y me lleno el alma
de alegría.
Jesús me regaló muchas cosas bellas. Palabras
bíblicas para mi vida, amigos, testimonios de otras personas, cariño y muchas
otras cosas más.
La misión sin duda continúa ahora desde mi
lugar de origen. Es tiempo de seguir, de contarle a todos lo que hemos visto,
vivido y oído.
Gracias a todas las personas que hicieron
posible que esta misión se pudiera llevar a cabo. A las personas de Vinchina
que nos recibieron y no nos hicieron faltar nada, a las Carmelitas Misioneras que me invitaron y trabajaron durante mucho
tiempo para su realización, al padre Miguel Ángel por recibirnos, alojarnos y
acompañarnos, a todos los misioneros que pusieron su alegría, su tiempo y sus
ganas para servir al Señor y en especial gracias a Dios por todo lo que hizo en
mí.
“El mundo necesita el testimonio de vuestra
fe, necesita ciertamente a Dios”
Benedicto XVI
Nicolás
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