Tocar con el corazón
es no temer la cercanía que contagia.
Es llevar un poder mayor a toda magia.
Es saber resolver, no de teoría, sino en práctica.
Tocar con el corazón
es afinar la piel, para escuchar cuando alguien pasa.
Es vencer en la ternura, la indiferencia y su coraza.
Es cargar en las manos, lo que en el corazón se guarda,
y no guardar en el corazón, lo que a las manos nunca baja.
Tocar con el corazón
es poner la propia carne por testaferro a la palabra.
Es hacer del propio cuerpo su caja de resonancia.
Tocar con el corazón
es renunciar al fruto antes que caiga.
Es exponerse a la aspereza de que el otro se retraiga.
Es aceptar lo que la vida es y lo que traiga.
Tocar con el corazón
es vivir a la puerta del que llama.
Es saber recibir y dar un “gracias”.
Es saber decir “estoy” cuando alguien caiga.
Tocar con el corazón
es cobijar la vida del que anda como paria.
Es ofrecer refugio al que quedó sin patria.
Es ofrecerse uno al que nos pide plata.
Tocar con el corazón
es ponerle fermento a las cosas que se amasan.
Es no temer a la vida aunque se anude la garganta.
Es poner los pies en tierra y dejar de estar en babia.
Tocar con el corazón
es percibir al Dios que pasa,
y dejar que con la orla de su manto… nos atraiga.
Javier Albisu sj
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