domingo, 21 de abril de 2013

¿Qué es lo más hermoso de ser sacerdote?



Lo que piensan algunos de los sacerdotes de la Arquidiócesis de Denver sobre su vocación

¿Por qué un joven deja todo para seguir al Señor Jesús en el sacerdocio? ¿Qué es lo que le atrae, lo que le llama, lo que le fascina? ¿Qué es eso tan hermoso ante lo que nada se compara; eso que es siempre nuevo; eso que nunca muere? ¿Cuál es el amor de un sacerdote? ¿De dónde viene su felicidad y su alegría? ¿Qué lo sostiene en medio de los cansancios y tristezas de la vida? ¿Qué llena su corazón hasta rebosar?

En pocas palabras, algunos sacerdotes comparten sus respuestas a estas preguntas. En ellas podremos entrar un poco en el corazón de estos hombres, frágiles como cualquiera, pero llamados a lo más grande, a ser otros Cristos en la tierra. 


Monseñor Jorge De los Santos
Vicario para el Ministerio Hispano en la Arquidiócesis de Denver
Son muchas cosas hermosas las que yo pudiera enumerar, pero tomando una de ellas sin pensarlo mucho diría que algo muy hermoso de mi vocación es el ser puente entre Dios y los hombres, pues un puente conecta o une dos puntos y para poder conectarlos lógicamente este puente debe estar en unión con esos dos puntos, y esto es lo maravilloso del sacerdocio, el que estamos llamados a unirnos íntimamente con Dios e íntimamente con los hijos de Dios de una manera especial. Es a veces doloroso porque tienen que pasar
sobre uno, pero al mismo tiempo uno se realiza cuando pasan sobre uno para llegar a Dios.

Padre Daniel Norick 
Párroco de Saint Anthony of Padua (Denver)
Lo más hermoso de mi vocación al sacerdocio es ver las vidas cambiadas y especialmente cuando nos reunimos en la Misa y veo a la gente en las bancas: un matrimonio comprometido a sanar las heridas que tienen entre ellos; los jóvenes que están buscando a Dios; los niños que son respetuosos con sus padres; los fieles dedicados a la oración y devoción; los enfermos confiando en Dios aunque tengan cáncer; un anciano tan entregado en a Misa,  y muchos más.

Padre Mario Ramírez
Párroco de Saint Joseph (Denver)

Lo más hermoso de mi vocación al sacerdocio es el tener la oportunidad de ser intermediario del poder salvífico de Dios. En los pocos años de vida sacerdotal me ha tocado ver la alegría de personas que sienten la presencia de Dios en sus vidas a través de la acción salvadora del sacerdocio, especialmente de los sacramentos. El tener el privilegio de acompañarles en el momento de recibir el bautizo, la bendición de su matrimonio o la entrega de sus vidas a Dios en la unción.

Padre Jeremy Paulin
Vice-párroco en Holy Ghost (Denver)

¡Me es difícil decir qué es lo más hermoso de ser sacerdote, pues cada aspecto del sacerdocio de Cristo es hermoso! Sin embargo, una de las facetas más hermosas que yo encuentro es la celebración del Sacramento de la Reconciliación. ¡Contemplar, y ser un instrumento de la generosidad y bondad que la misericordia de la Santísima Trinidad derrama en los corazones y vidas de hombres, mujeres y niños en este gran sacramento, al ser curados y reconciliados por Dios!

Padre Stephen Siebert
Párroco de Our Lady of Peace (Greeley)

Guiar al Pueblo de Dios mientras eleva cantos de alabanza al Señor (el Salmo en la Liturgia de la Palabra); transmitir el mensaje de la Palabra de Dios y ver cómo los fieles se alimentan de ella "como niños del pecho de su madre" -como dice el salmo-;  elevar las manos hacia Dios en un diálogo eucarístico personal pero público; alimentar a mis hijos con el Pan que da la vida eterna; enviarlos a la vida con la bendición antigua y probada que hace que los enemigos de Cristo huyan con el poder de los exorcistas, y que los sencillos la reciban con alegría.

Padre Jorge Rodríguez
Vice-Rector del Seminario Teológico Saint John Vianney en Denver

Lo más hermoso de mi vocación al sacerdocio es el poder servir a mis hermanos en lo más precioso que se les puede dar: el amor de Dios hecho sacramento del perdón y eucaristía, y poder representar para ellos el cuidado y cercanía de Jesús. Y, en reciprocidad lo más hermoso de mi vocación sacerdotal es ese ciento por uno de hermanos y amigos que Dios me ha dado en los diversos ambientes en que he ejercido el ministerio.

Padre Álvaro Montero
Párroco de Saint Mary (Littleton)

Para mí, es ver cómo Dios trabaja por medio del sacerdote y su acción en la vida de las personas, especialmente por medio de los sacramentos y en momentos importantes de la vida. Poder ser un instrumento de la gracia del Señor y ser acogido como un miembro más de las familias y de la parroquia a la que el sacerdote es enviado. Ser una imagen de Cristo y portador de esperanza.
Padre Mauricio Bermúdez
Vice-párroco en Saint Helena (Fort Morgan)
Lo más hermoso de mi vocación es estar unido a Cristo en los sacramentos. Cada vez que consagro, cada vez que absuelvo sé que Dios mismo está actuando en mí. Nada se puede comparar al hecho mismo de ser un "Alter Christus".

Padre Daniel Cardó
Parroquia Our Lady of the Mountains (Estes Park)

Lo más hermoso de mi vocación es saber que el amor de Dios llega a las demás personas a través de mí, no a causa de mis méritos o virtudes, sino a causa de su misericordia, que me ha elegido para traer a Dios a la tierra y dar su presencia y su perdón a mis hermanos. Me conmueve ver que Dios quiso llamarme a ser su amigo para que otros puedan conocerlo, recibirlo y ser sus amigos.

Padre Prudencio Rodríguez
Profesor de Teología Pastoral  en el Seminario St. John Vianney 

Lo más hermoso es la celebración de la Eucaristía con el Pueblo de Dios.

(Fuente: archden.org)

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