"Hay que orar con
el corazón: Una oración valiente, que lucha por conseguir tal milagro; no esas
oraciones gentiles, 'Ah, voy a orar por ti', y digo un Padre Nuestro, un Ave
María y me olvido. No, sino una la oración valerosa, como la de Abraham, que
luchaba con el Señor para salvar la ciudad, como la de Moisés, que tenía las
manos en alto y se cansaba, orando al Señor; como la de muchas personas, de
tantas personas que tienen fe y con la fe oran y oran. La oración hace
milagros, ¡pero tenemos que creer!
Creo que podemos hacer
una hermosa oración ... y decirla hoy, todo el día: «Señor, creo, ayúdame en mi
incredulidad» ...y cuando nos piden que oremos por tanta gente que sufre en las
guerras, por todos los refugiados, por todos aquellos dramas que hay en este
momento, rezar, pero con el corazón al Señor: «¡Hazlo!», y decirle: «Señor, yo
creo. Ayúdame en mi incredulidad» Hagamos esto hoy".
Papa Francisco
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