Modelo de silencio y
de humildad
Las principales fuentes de información sobre la vida de San
José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. En los
relatos no conocemos palabras expresadas por él, tan sólo conocemos sus obras,
sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de
su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. Es un caso excepcional en la
Biblia: un santo al que no se le escucha ni una sola palabra. Es, pues, el
"Santo del silencio".
Su santidad se irradiaba desde antes de los desposorios. Es
un "escogido" de Dios; desde el principio recibió la gracia de
discernir los mandatos del Señor. No es que haya sido uno de esos seres que no
pronunciaban palabra, fue un hombre que cumplió aquel mandato del profeta
antiguo: "sean pocas tus palabras". Es decir, su vida sencilla y
humilde se entrecruzaban con su silencio integral, que no significa mero
mutismo, sino el mantener todo su ser encauzado a cumplir el Plan de Dios. San
José, patrono de la vida interior, nos enseña con su propia vida a orar, a
amar, a sufrir, a actuar rectamente y a dar gloria a Dios con toda nuestra
vida.
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