SER
SACERDOTE:
Vivir en medio del mundo
sin ambicionar sus placeres,
ser miembro de cada familia,
sin pertenecer a ninguna;
compartir todos los sufrimientos,
penetrar todos los secretos,
ir del hombre a Dios y
ofrecer a El
sus oraciones,
regresar de Dios al hombre
para traer perdón y esperanza,
tener un corazón de fuego
para la caridad, y un corazón
de bronce para la castidad;
enseñar y perdonar, consolar
y bendecir siempre, Dios mío,
qué vida! Y esa es la tuya,
oh sacerdote de Jesucristo!
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