Señor, dame un corazón de niño que te busque con sinceridad,
un corazón que se sepa frágil y por ello corra veloz al encuentro de su Padre.
Dame, Señor, un corazón de risas,
que sepa alegrarse con tu sóla presencia.
Un corazón tierno que descubra la simpleza
de una flor que brotó.
Dame un corazoncito pequeño
que se sepa débil y muy necesitado de Dios
para emprender nuevos caminos.
Amén
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