
Aquí se ve claro, Jesús mío, el poco poder de todos los
demonios en comparación del vuestro, y cómo quien os tuviere contento puede
repisar el infierno todo.
Aquí ve la razón que tuvieron los demonios de temer cuando
bajasteis al limbo, y tuvieran de desear otros mil infiernos más bajos para
huir de tan gran majestad, y veo que queréis dar a entender al alma cuán grande
es, y el poder que tiene esta sacratísima Humanidad junto con la Divinidad.
Aquí se representa bien qué será el día del juicio ver esta
majestad de este Rey, y verle con rigor para los malos.
Aquí es la verdadera humildad que deja en el alma, de ver su
miseria, que no la puede ignorar.
Aquí la confusión y
verdadero arrepentimiento de los pecados, que aun con verle que muestra amor,
no sabe adonde meterse, y así se deshace toda” (V 28,8-9).
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