¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro;
ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname.
Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y
aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir
tu voluntad.
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