Porque es nuestro Mesías y Salvador, el Hijo de Dios que ha dado muestras de su amor y ha llegado al extremo de darse en una cruz.
Jesús es digno de adoración porque mira con ternura y misericordia a cada persona que busca de corazón a Dios, e incluso a los que están perdidos buscando en las periferias de la vida.
¡Cómo no rendirle nuestro amor! ¡cómo no consagrarle nuestras vidas...!
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