La subida es símbolo de búsqueda de lo trascendente, de
lo divino, de Dios…y como todo ascenso es una cuesta, implica esfuerzo,
sacrificio, momentos de descanso… lo que importa es llegar a la meta.
En nuestro caso hablamos de la vida espiritual, de la
vida de oración, es una subida al monte, como lo hacía el Señor, que después de
un día de ajetreo, mucha gente, trabajo… surge como una urgencia del corazón
enamorado el hacerse un alto para recostar el rostro sobre el pecho del Amado.
¿Querés subir? Entonces tenés que saber que vas a tener
que poner mucho de tu parte para comenzar, porque todo lo demás lo pone el
Señor que es quien decide cómo y cuándo dejarte llegar a la sima de
la
Contemplación.
La oración, como bien lo sabés, es un camino de ascesis
que implica esfuerzo personal y mucha docilidad al Espíritu del Señor.
Te dejamos un sencillo ejercicio orante…
1. Buscá un lugar tranquilo, donde estés serena y no haya
interrupciones…
2. Tomá consciencia de la presencia del Señor fuera de vos y
dentro tuyo…
3. Poné en el Corazón de Jesús todas tus preocupaciones, van
a estar en buenas manos…
4. Quedate en silencio, como Elías a la entrada de la cueva,
porque Dios va a pasar…
5. Hablá con el Señor cara a cara, de corazón a corazón
porque está ahí...
6. Dejalo hablar, que tiene mucho que decirte, en su
Palabra, en algún recuerdo, en una resonancia bíblica, en el ambiente en el que
estás…
7. Dale gracias y bendecí su nombre que es grande y glorioso…
8. Que éste encuentro te lleve a un compromiso, porque
cuando Dios pasa nada puede seguir igual… Él transforma, viene para transformar…
9. Confiá tu vida a la Madre del Señor, la ternura de la Virgen Carmelitana colma el lugar del "Encuentro con el logos". Ella es constante intercesora de nuestras necesidades.
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