Llega fin de año y es bueno volver a recordar nuestros propósitos, los que nos hicimos al inicio de este año. Pero es bueno recordar sobre todo, que Jesús nos llama a amar, que esa es la llamada de todo tiempo y en todo tiempo, la llamada a vivirla en lo concreto, en lo pequeño y sencillo de cada día.
Te dejamos este post, de J.L Martín Descalzo, que nos da 24 formas muy, muy pequeñas de amar cada día:
Cuando a la gente se la habla de que "hay que amarse
los unos a los otros" son muchos los que se te quedan mirando y te
preguntan: ¿y amar, qué es: un calorcillo en el corazón? ¿Cómo se hace eso de
amar, sobre todo cuando se trata de desconocidos o semiconocidos? ¿Amar son,
tal vez, solamente algunos impresionantes gestos heroicos?
Un amigo mío, Amado Sáez de Ibarra, publicó hace muchos años
un folleto que se titulaba "El arte de amar" y en él ofrecía una
serie de pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo,
pero que, por un lado, lo hacen más vividero y, por otro, estiran el corazón de
quien los hace.
Siguiendo su ejemplo voy a ofrecer aquí una lista de 24
pequeñas maneras de amar:
-Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros
o de los que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.
- Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
- Pensar, por principio, bien de todo el mundo.
- Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no
se la merecerían teóricamente.
- Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
- Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.
- Visitar a los enfermos, sobre todo sin son crónicos.
- Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.
- Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de
pedírtelos.
- Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
- Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre
escuchándolos.
- Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin
ponerte nervioso.
- Contestar, si te es posible, a todas las cartas (los
mails, los WhatsApp, mensaje en msn o IG)
- Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con
ellos pierdes el tiempo.
- Animar a los viejos. No engañarles como chiquillos, pero
subrayar todo lo positivo que encuentres
en ellos.
- Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los
conocidos y amigos.
- Hacer regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero
no crean obligación de ser compensados con otro regalo.
- Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar
tú.
- Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de
ellos.
- Dar buenas noticias.
- No contradecir por sistema a todos los que hablan con
nosotros.
- Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin
tratar de aplastar.
- Mandar con tono suave. No gritar nunca.
- Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.
La lista podría ser interminable y los ejemplos similares
infinitos. Y ya sé que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias
como éstas el mundo se haría más habitable.
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