sábado, 25 de enero de 2020

Siguen los testimonios Rioplatenses (Parte II)

Desde la ciudad de Buenos Aires llegan dos testimonios porteños. ¡Gracias Vale y Navi!


"Fue una misión llena de sorpresas"
Ale (joven calingatsino), Vale y More (Calingasta)
Soy Valentina, tengo 20 años, soy de Buenos Aires. Este verano tuve la oportunidad de vivir esta experiencia de misionar en San Juan con las Hermanas Carmelitas y todo un grupo de jóvenes de distintas provincias y lugares del país. La verdad es que no conocía mucho sobre el carisma de los carmelitas, no sabía con qué me iba a encontrar. Si bien conocía a algunas hermanas y también iban amigos míos de mi misma parroquia fue una misión llena de sorpresas y cosas nuevas.
Algo que me gustó mucho fue la convivencia, el vivir en fraternidad con personas que conocí en este mismo viaje, vivir como si fuésemos una familia y querernos y cuidarnos como tal; que cada
Izq. a der.: Vale, Belu, Hna. Patri, Agus, Valen y Vane.
uno supo brindar su don y su carisma al servicio de la misión, en cada casa que visitamos, y también al momento de elegir en qué grupo participar, sea niños, jóvenes o adultos.
Al comenzar la misión cuando estábamos en el micro viajando una chica de mi grupo me dijo: "la misión ya empezó, uno va a misionar pero es el otro el que termina misionándote a vos" y sin dudas así fue.
Me encontré con una realidad distinta, con una yo distinta, me sentí muy cómoda.
Tuvimos momentos de formación en donde hablamos sobre la libertad y el proyecto de vida.
Me llevo muchas cosas para seguir trabajando en mi discernimiento y súper agradecida de todas las personas que Dios puso en mi camino.
Vale (CABA)



"Volví con el corazón contento e inquieto"
Soy Navila, de Buenos Aires y tengo 21 años.
A la misión llegué en otra sintonía. Atormentada por el fin de año: fechas de examen, verme con amigos que hace tiempo que no lo hacía, a las corridas con actividades de la parroquia y otras cosas más. Sentía que el tiempo no me alcanzaba para todo y eso me terminó agotando.
Ni bien llegamos, nos dividieron en dos comunidades: Alto y Bajo Calingasta, a mí me tocó en el “Alto”. Esto me entristeció un poco
porque la mayoría de mis amigos se quedaban en el “Bajo” y yo tenía que irme.
Pero Dios no tardó en darme a entender el por qué era necesario que esto ocurriera. Desde el primer día ya se generó un lindo clima, con muchos de los que hablaba lo hacía como si los conociera desde siempre. Y a medida que pasaba el tiempo era mejor aún, a tal punto de decir: Maestro, ¡qué bien estamos acá!
Actividad con niños
El grupo fue para mí un apoyo, un reposo donde todo lo que nombré al principio, todo ese cansancio, se fue en cuestión de horas. También me impactó la cantidad de personas que eramos, todos unidos con el fin de anunciar a un Cristo vivo, que nos quiere vivos.
Cada vez que estábamos las dos comunidades juntas, podía notar muy clara la providencia de Dios, que realmente no importa de que tan lejos vengamos. No hay límites para hacer de la promesa de Dios nuestra misión. Vuelvo con el corazón contento e inquieto y con la certeza de que Jesús en estos días obró maravillas en nosotros y en la comunidad de Calingasta.


Navi.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

DEJANOS TU COMENTARIO

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...