sábado, 11 de abril de 2020

“La pandemia del coronavirus no es un castigo de Dios” Padre Raniero Cantalamessa

Si te has preguntado en este tiempo ¿Dónde está Dios en medio de esta pandemia mundial que estamos viviendo? ¿Cómo puede un Dios que es todo amor y todopoderoso permitir el sufrimiento de esta manera en toda la tierra? ¿Acaso no puede hacer desaparecer el virus en un instante?

Bueno te ofrecemos algunos extractos de esta hermosa homilía del padre Rainiero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, algunas respuestas a las grandes preguntas que se hace gran parte de la humanidad sobre esta situación de epidemia que estamos viviendo: “La pandemia del Coronavirus no es un castigo de Dios”

 "Dios participa en nuestro dolor para vencerlo", y en medio de tanto sufrimiento causado por esta pandemia, "es aliado nuestro, no del virus" "No hagamos que tanto dolor, tantos muertos, tanto compromiso heroico por parte de los agentes sanitarios haya sido en vano. Construyamos una vida más fraterna, más humana y más cristiana".

 "La pandemia del Coronavirus nos ha despertado bruscamente del peligro mayor que siempre han corrido los individuos y la humanidad: el del delirio de omnipotencia".
 "Ha bastado el más pequeño e informe elemento de la naturaleza, un virus, para recordarnos que somos mortales, que la potencia militar y la tecnología no bastan para salvarnos".

 "El que lloró un día por la muerte de Lázaro llora hoy por el flagelo que ha caído sobre la humanidad. Sí, Dios "sufre", como cada padre y cada madre. Cuando nos enteremos un día, nos avergonzaremos de todas las acusaciones que hicimos contra él en la vida.

Dios participa en nuestro dolor para vencerlo. «Dios —escribe san Agustín—, siendo supremamente bueno, no permitiría jamás que cualquier mal existiera en sus obras, si no fuera lo suficientemente poderoso y bueno, para sacar del mal mismo el bien".

Y para concluir nos invito a clamar a Dios con fuerza en nuestra oración: "La Palabra de Dios nos dice qué es lo primero que debemos hacer en momentos como estos: gritar a Dios. Es él mismo quien pone en labios de los hombres las palabras que hay que gritarle, a veces incluso palabras duras, de llanto y casi de acusación. «¡Levántate, Señor, ven en nuestra ayuda! ¡Sálvanos por tu misericordia! […] ¡Despierta, no nos rechaces para siempre!» (Sal 44,24.27). «Señor, ¿no te importa que perezcamos?» (Mc 4,38).

¿Acaso a Dios le gusta que se le rece para conceder sus beneficios? ¿Acaso nuestra oración puede hacer cambiar sus planes a Dios? No, pero hay cosas que Dios ha decidido concedernos como fruto conjunto de su gracia y de nuestra oración, casi para compartir con sus criaturas el mérito del beneficio recibido 6. Es él quien nos impulsa a hacerlo: «Pedid y recibiréis, ha dicho Jesús, llamad y se os abrirá» (Mt 7,7).


1 comentario:

  1. Así es no es responsable Dios de las malas acciones del hombre nosotros nos condenamos por nuestros pecados convertirse y pedir perdón de corazón de nuestros pecados y recien pedid a Dios que pate esta pandemia

    ResponderBorrar

DEJANOS TU COMENTARIO

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...