Hoy la Iglesia y el Carmelo celebra la fiesta de SanElías, profeta y padre espiritual de la Orden del Carmen. Este personaje bíblico es un exponente de quien arde en celo
por Dios y su proyecto de amor por la humanidad. Él fue un hombre profundamente
convencido y cautivado por su Dios, arder en celo por Él implicaba
comprometerse con Su palabra hasta las últimas consecuencias.
Lo que más enojaba al profeta era ver la idolatría del
pueblo, no soportaba verlos rendirse ante las órdenes del rey Ajab quien los
obligaba a postrarse ante sus dioses.
Su misión, su único objetivo, el que lo empujaba incluso a poner en riesgo
su vida, fue el de despertar en las gentes un fuerte celo y temor por el Dios
vivo, en quien se encomienda a fin de evidenciar su existencia y la falacia de
los ídolos paganos a los que eran arrastrados por los gobernantes de turno.
De Elías y sus hazañas podemos aprender y mucho. Quien de
veras ama a Dios es capaz de “cortar” con los falsos dioses, adicciones,
fanatismos, pasiones, etc, dejando y entregando todo lo que lo esclaviza y ata.
Podemos preguntarnos:
-¿Somos fieles seguidores del único Dios verdadero o nos hemos desviado siguiendo ídolos del momento?
-¿Cómo constatamos a diario que nuestro Dios es el único?
-¿Estoy dispuesto/a a arriesgar mi vida por la causa del Reino?
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