La oración es abandono y confianza
“No me lanzo al
primer puesto, sino al último.
En vez de adelantarme
con el fariseo,
Repito, llena de
confianza, la humilde oración del publicano.
Pero sobre todo,
imito la conducta de Magdalena.
Su asombrosa, o
mejor, su amorosa audacia,
que encanta al
corazón de Jesús, seduce el mio.
Sí, estoy convencida
de que aunque tuviera
sobre la conciencia todos los pecados
que pueden cometerse,
iría con el corazón roto
por el
arrepentimiento, a arrojarme
en los brazos de
Jesús, porque sé muy bien
cuánto ama al hijo
pródigo que vuelve a Él.
No es porque Dios, en
su infinita misericordia,
ha preservado mi alma
del pecado mortal
lo que me eleva a Él,
es la confianza y el
amor”
(Fuente: Fin del Ms C)
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