jueves, 22 de noviembre de 2012

“Creo para entender, entiendo para creer”

El conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. Tenemos la oportunidad de profundizar nuestro conocimiento en las verdades de la fe, conocimiento que como afirma Santo Tomás de Aquino nos lleve a estar más enamorados de Dios, a dejarse conquistar por su hermosura, que nos lleva a mayor amor al Dios Trinitario.

Nos recomienda el Santo Padre la lectura del Catecismo de la Iglesia Católica, seguir su itinerario, es el fruto más importante del Concilio Vaticano II, allí encontraremos las respuestas, las pistas que nos guían en el camino que no dejan que nos desviemos. Ya no alcanza el salir a evangelizar con el “Dios proveerá”, hay que FORMARSE, debemos evitar la improvisación, como lo decía Pablo VI:

“No se puede proceder ciegamente en la tarea pastoral. El apóstol no es uno que corre a la ventura o que azota el aire (Cf 1Cor 9,26). No se deja llevar por la comodidad o por hacer lo primero que se le ocurra”.


Busca al Señor, pide su Espíritu cada día, en cada momento, que sea Él mismo quien te conduzca a las corrientes de las aguas, que te lleve a brevar de la presencia de Dios, a profundizar en los misterios de la fe. No pierdas el ARDOR de tu primer AMOR, no dejes que las dificultades o situaciones que hayas ido pasando hasta ahora te impidan el seguir buscando al Señor… si alguna puerta te han cerrado no te canses de golpear que seguro se te abrirá… y nunca dejes de ABRIR la puerta de la fe a los demás, porque “ella (la fe) es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin. «Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1)”. (CARTA APOSTÓLICA "PORTA FIDEI" (Puerta de la Fe), 2012)
(Fuente: “Encuentro regional de misioneros del NEA”-Alejandro Lazovich)

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