“Oh Sabiduría, que brotaste
de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo
con firmeza y suavidad: ven y muéstranos el camino de la salvación”
Todos queremos un
corazón lleno de sabiduría, como ya había pedido el joven Salomón al principio
de su reinado. Tener sabiduría es ver la historia desde los ojos de Dios.
Pero la sabiduría
verdadera es Cristo Jesús, el Verbo (Logos) eterno, la Palabra viviente de
Dios, por el que fueron creadas todas las cosas, como nos enseña el prólogo del
evangelio de Juan. Al que Pablo llama “sabiduría de Dios” (1 Cor 1, 24; 2, 7).
Él es quien nos ilumina y nos comunica su verdad, el Maestro auténtico al que
pedimos que venga a enseñarnos el camino de la salvación.
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