El 24 de agosto de 1910, las CM llegábamos a puerto
argentino para empezar un sueño de Dios, donde las hermanas movidas por impulso
del Espíritu, adherimos a la voluntad divina que veía en suelo americano un
buen futuro para la congregación.
La misión de los inicios nos llevó por la pastoral de la
salud, atención de enfermos en hospitales, clínicas, etc, pero también la
educación de niños sin hogar, o con pocas posibilidades de estudio.
Fueron años duros, que empujaron a enfrentar diversas
dificultades, pero nuestras hermanas españolas
fueron muy dóciles a Dios y poco a poco fueron conquistando el nuevo
suelo, enriquecido de una cultura e historia totalmente diferentes de la suya.
Hoy damos gracias al Señor por los 107 años de presencia
del Carmelo misionero en Argentina, son años con muchos nombres, lugares,
personas, recuerdos, hechos, y mil cosas más, cosecha de una siembra fecunda.
Pedimos a Dios que nos conceda la gracia de vivir el
presente con una profunda gratitud a Él y a las primeras CM que abrieron paso a la
presencia actual, y que como ellas sepamos responder a
las necesidades de nuestra Iglesia hoy.
ORACIÓN
Padre de la Historia, dueño de los tiempos,
ponemos en tus manos nuestra vida,
la presencia del Carmelo Misionero en suelo americano,
más precisamente en nuestra tierra.
Danos la fortaleza de las primeras hermanas,
que se abandonaron totalmente en tus manos,
confiando en que la obra era tuya
y que por ello iría por buen cauce.
Que nunca olvidemos que sos vos nuestro capitán,
sos vos nuestra alma,
sos vos el dueño de nuestra flia religiosa,
y a vos pertenecemos los que vivimos en éste suelo de
misión.
Enseñanos a estar siempre atentas a los signos de éste
tiempo
para dar respuesta
a las necesidades de nuestra Iglesia argentina.
Que tengamos la humildad necesaria de buscarte siempre
para encontrar las respuestas a nuestros interrogantes,
haciendo de vos nuestro único y necesario centro.
En manos de María Santísima ponemos nuestro corazón,
lleno de todo lo que mueve, agita, tranquiliza y empuja
nuestro mundo interior.
Que Ella, fiel discípula de Jesús interceda por cada CM
para vivir nuestro ser de consagradas iluminadas por su
presencia.
Y que el Beato Francisco Palau, nuestro padre fundador
no deje de hacer
eco en lo profundo de nuestro ser,
de sus enseñanzas y consejos más importantes:
“amor a Dios y a los prójimos”…
Amén
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