De izq. a der.: Lore, Tomi, Nico, Fabio, Valen y Mara. |
Desde Jujuy nos comparten las resonancias de la MJ 2020 Tomi y Abel...
Izq.-der.: Tomi (Jujuy) y Pepe (San Juan) |
También el compartir la fe con jóvenes misioneros de distintas
provincias fue algo muy lindo y que me ayuda a crecer. Lo mejor de todo fue
poder compartir todo esto con adultos, jóvenes y niños del lugar.
Fue algo muy lindo lo que se vivió y que en lo que resta del año
voy a extrañar. Pero estaré en constante oración por todas las personas que
ahora forman parte de mi vida y de mi
historia.
Tomás (Jujuy)
Soy Abel Benítez , tengo 19 años, soy de “La Quiaca”, Jujuy.
Todo esto comenzó con la llegada de un mensaje a mí celular en
donde me invitan a la misión de las Carmelitas Misioneras. Pensé un momento en cómo
era, de que se trataba, que hacían. Ya que no tenía bien en claro el contexto.
Consulte a mi familia y a los pocos días confirme mí asistencia.
Pasaron tan rápidos los días que cuando me di cuenta ya tenía que
viajar. Un viaje largo, pero no tan agotador, ya que los jóvenes con los que
viajé eran de ponerle onda a todo.
Al llegar a Calingasta-San Juan nos recibieron las hermanas
Carmelitas Misioneras, el Párroco P. Daniel y el Obispo auxiliar Carlos María.
Estábamos todos con una
energía igual a pesar del cansancio del viaje. Nos presentamos todos los
jóvenes de los lugares que fuimos y nos dividieron en dos comunidades. Una del
alto Calingasta y la otra de la Villa
Calingasta. Era sábado a la tarde-noche en donde todos cansados nos acomodamos en las
habitaciones para descansar, mientras
que los de Alto Calingasta ya se habían ido para limpiar y organizar la escuela
dónde se quedarían.
Abel en el "Cristo de la Misericordia" |
Con el correr los días salimos a misionar, a visitar algunas
familias del “Alto verde”, de “La Villa”, del centro y demás. Las familias son muy buenas, al menos a mí,
me atendieron todas y con una muy buena predisposición, algunas me invitaron
mate, otras tortitas, otras agua fresca, (¡por el calor que hacía!). En algunas
casas nos contaban que nos estaban esperando, en otras que no se habían
enterado que habíamos llegado, otras que no querían que nos vayamos tan pronto
y una en especial que nos quería llevar a la finca a montar a caballo a conocer
las cabras, y lugares turísticos que hay, (por cierto me llevaron al Cristo). También
en otra familia me regalaron algunos recuerdos y otra me comentó que tenía
familia en Jujuy. Es tan lindo que las familias te dijeran que "Cristo
llego a mí casa hoy por medio de ustedes".
No solo salimos a visitar las familias, también compartimos
encuentros con los niños, los jóvenes y los adultos. Todos con concurrencia muy
buena de la comunidad, allí tocamos diversos temas y a todos le encantó y les
llegó.
Varios nos decían “qué falta que nos hace a la comunidad que
ustedes vengan y poder ver a Dios en ustedes”, también el poder reflexionar que
"Cristo vive y te quiere vivo".
El jueves compartimos un día fraterno entre las dos comunidades,
nos reímos, rezamos, conocimos lugares diferentes, nos enriquecimos con la
cultura de los otros.
¡Todo paso tan rápido! Que sin darnos cuenta ya estábamos
organizando la noche del fogón, tuvo una concurrencia muy bonita de la
comunidad y más que nada de los niños que brillaron con la demostración de sus
talentos. Esa misma noche nos despedimos de la comunidad, de algunos jóvenes y
personas que he conocido en la misión. Varios me pedían que para el año
volviera y no sabía responderles, solo sabía que dejamos una experiencia, una
reflexión y un encuentro con el señor en estas personas.
Se terminó la noche y al otro día estaba despidiéndome de los
demás jóvenes y de las hermanas Carmelitas Misioneras muy emocionado y agradecido por
permitirme vivir está misión.
Abel (Jujuy)
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