La Fiesta del Corazón de Jesús nos mueve a pensar en cuál es
su importancia. El corazón es, a modo simbólico, el centro afectivo de las
personas. En él guardamos los recuerdos buenos y no tan buenos, anhelos,
sueños, expectativas, etc.
¿Cómo es el Corazón de Jesús? ¿Qué recuerdos anidan en él? A
su corazón lo define la “misericordia”, nada mejor que esta virtud para señalar
el vínculo que tiene con todos nosotros; y también el “amor” que es la virtud por excelencia, la que le da vida, fuerza, lo motiva y mueve,
sin ella no sería ese corazón que tanto amamos y admiramos.
Hoy nos toca pensar en la mejor manera de celebrar esta
fiesta, que es disponiéndonos para ceder en nuestro corazón un lugar especial a
esas virtudes sobresalientes en Jesús y que tanto necesitamos para vivir en paz
y comunión con todo lo creado: con nosotros mismos, con las demás personas, con
la naturaleza, con Dios…
Ofrezcamos al Señor la disponibilidad de nuestro corazón
para que lo modele y haga a su manera. Que sea un día lleno de su luz, que
podamos irradiarla y compartirla con todos los que encontremos en el camino,
hasta llegar a la meta de la plenitud que es Dios, la bondad y amor infinito.
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