San José es el esposo de la Virgen María y el padre adoptivo de Jesús. Podría decirse tanto de alguien con tremendo ministerio, pero la verdad es que sus virtudes más sobresalientes son “el silencio y la humildad”.
El “silencio” porque no se lo escucha hablar en los evangelios, cede lugar a María y a Jesús, y su “humildad” porque la voluntad de Dios es su alimento, desconoce el egocentrismo y se ubica siempre en el último lugar priorizando lo mejor para los demás.
Hoy celebramos a San José y recordamos la importancia de poner bajo su patrocinio a nuestras cdades religiosas, hogares, familias y comunidades eclesiales.
¡San José, ruega por nosotros!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
DEJANOS TU COMENTARIO