“Oh
Oriente, Sol que naces de lo alto, resplandor de la Luz eterna, sol de
justicia: ven ahora a iluminar a los que
viven en tinieblas y en sombra de muerte”
En el día más corto del año, el día en que el sol cósmico brilla menos
horas, invocamos a Cristo, nuestro verdadero Sol, “el Sol que nace de lo alto”,
como dice Zacarías en el Benedictus.
Cristo es la Luz que refleja para nosotros la luz de Dios: “Oh Luz gozosa
de la santa gloria del Padre celeste”, como decían las primeras generaciones n
uno de los mejores himnos cristológicos que compusieron, y que todavía
cantamos.
Simeón anunció que Jesús venía “para alumbrar a las naciones”. Y el mismo
Jesús dijo: “Yo soy la Luz del mundo”. Él es el que de veras puede venir a
iluminar nuestras tinieblas en esta Navidad, como tantas veces nos ha anunciado
el profeta Isaías.
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