Todo joven tiene grandes sueños en su corazón, y Dios tiene también un sueño, un anhelo, un proyecto para vos. ¿Cómo saber qué es lo que el quiere para vos? ¿Cómo descubrir "ese" proyecto de felicidad que él tiene para vos? Te dejamos algunas pistas para tu camino...
1. ORACIÓN
"¿Qué debo hacer, Señor?" (Hch 22,10).
La Vocación no es sólo lo que tú quieres ser y hacer, es
ante todo lo que Dios quiere que tú seas y hagas; no es algo que tú inventas,
es algo que encuentras; no es el proyecto que tú tienes sobre ti mismo, es el
proyecto que Dios tiene sobre ti y que tú debes realizar.
Por eso, para descubrir tu vocación, lo primero que debes
hacer es dialogar con Dios: orar. Sólo mediante la oración podrás encontrar lo
que Dios quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afina tu oído para que
puedas escuchar: "Habla, que tu siervo escucha" (I S 3,10).
Sólo en el diálogo con Jesús podrás oír su voz que te llama:
"ven y sígueme"(Lc 18,22); o bien, escucharás que te dice:
"vuelve a tu casa y refiere lo que Dios ha hecho por ti" (Lc. 8,38).
2. PERCEPCIÓN
"Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente,
prendido en mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por ahogarlo, no podía"
(Jr 20,9).
Para poder descubrir lo que Dios quiere de ti, tienes que
aprender a escuchar, estar atento, experimentar. Para esto, necesitas saber
hacer silencio en torno a ti y en tu interior. El ruido te impedirá percibir.
Está atento a todo, a tus deseos, a tus miedos, a tus
inquietudes, a tus proyectos. Escucha a todos: a los que aprueban tu inquietud,
a los que la critican. Dios se vale de diversos intermediarios para hacerte oír
su voz. Escúchate a ti mismo: ¿A qué se inclina tu corazón ? ¿Qué es lo que
anhelas? Aprende a mirar a los hombres que te rodean, ¿qué te está diciendo
Dios a través de su pobreza, de su ignorancia, de su dolor, de su esperanza, de
su necesidad de Dios... ? Escucha al Padre que, a través de la historia
concreta de los hombres, te revela manera como quiere que colabores en la
instauración del Reino.
Ve tu historia. ¿Por cuál camino te ha llevado Dios? ¿Cuáles
son los acontecimientos más importantes de tu vida? ¿De qué manera Dios ha
estado presente o ausente en tu vida? ¿Qué personas concretas han sido
significativas para ti? ¿Por qué?
Contempla el futuro. ¿Qué experimentas al pensar en la
posibilidad de consagrar tu vida a Dios? Tienes solo
una vida, ¿a qué quieres
dedicarla por completo?
Ten cuidado en discernir si tu inquietud y la atracción que
sientes son signos de una verdadera vocación consagrada, o bien son
manifestaciones de que Dios quiere que, como laico, intensifiques tu vida
cristiana.
Solo si aprendes a escuchar, a mirar y a estar atento,
podrás descubrir los signos de la llamada de Dios.
En este nivel podrás llegar a decir: "Tal vez Dios me
esté llamando", "siento la inquietud de consagrar mi vida a
Dios".
3. INFORMACIÓN
"Observad cómo es el país y sus habitantes, si son
fuertes o débiles, escasos o numerosos; cómo es la tierra, buena o mala; cómo
son las ciudades que habitan, de tiendas o amuralladas; cómo es la tierra,
fértil o estéril, con vegetación o sin ella" (Nm. 13, 18-20).
Los caminos para realizar la vocación consagrada son
múltiples. No es suficiente querer entregar tu vida a Dios y desear dedicarte
al servicio de tus hermanos. Es necesario saber dónde quiere Dios que tú lo
sirvas. Tal vez quiere que lo sirvas como sacerdote diocesano, o como miembro
de una congregación religiosa, etc.
Para descubrir el lugar en que Dios quiere que estés, es
necesario que conozcas las diversas vocaciones. Debes saber cuál es la
espiritualidad que viven los sacerdotes diocesanos o las diferentes
congregaciones, y que veas por cuál de ellas te sientes atraído. También tienes
que conocer cuál es su estilo as vida, es decir, la manera como viven en la
práctica: No es lo mismo una congregación contemplativa, que una de vida
apostólica. Asimismo, debes tener un conocimiento de su misión en la Iglesia, y
por medio de cuales actividades apostólicas pretenden realizarla: misiones,
enseñanza, hospitales, dirección espiritual, promoción vocacional, predicación
de ejercicios, medios de comunicación, etc.
Debes saber también quienes son los principales
destinatarios de su apostolado: jóvenes, sacerdotes, pobres, enfermos, niños,
religiosos, etc.
Aunque ordinariamente cuando se siente la inquietud
vocacional se siente también el atractivo por una vocación específica, bien
vale la pena dedicar algunas horas a informarte más a fondo sobre esa vocación
y otras. Y aunque al final te decidieras por la que en el principio te
inclinabas, el tiempo empleado en informarte no habrá sido desperdiciado. En
este nivel podrás decir: "posiblemente Dios me está llamando a ingresar a
esta congregación".
4. REFLEXIÓN
"¿Quién de ustedes, queriendo edificar una torre, no se
sienta primero a calcularlos gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que,
habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se
pongan a burlarse de él, diciendo:" Este comenzó a edificar y no pudo
terminar " (Lc 14, 28-30).
La vocación es una empresa demasiado grande; ¡y es para toda
la vida! Por eso, no te puedes lanzar a ella sin antes haber reflexionado
seriamente, y con la debida calma, sobre ti y sobre la vocación que pretendes
seguir.
Debes reflexionar sobre cuáles son tus capacidades y
limitaciones; serás capaz de ser fiel a los compromisos que implica la
vocación; en qué signos concretos te basas para pensar que Dios te llama; que
es lo que más temes de la vocación; cuáles son las razones en favor y en contra
que tienes para emprender ese camino; qué es lo que te atrae de ese estado de
vida, y qué es lo que te gusta de él.
Dios te pide que te comprometas responsablemente en el
discernimiento de su voluntad. El quiere que tú pongas en juego tu inteligencia
y tu capacidad de reflexión y juicio para que puedas encontrar tu vocación. El
te da la luz de su Espíritu Santo para que descubras qué es lo que quiere de
ti.
No debes pretender, ilusoriamente, tener en mano un contrato
firmado por Dios, en el que revela su plan sobre ti, y de esa manera poseer la
evidencia de su llamado. No; nunca se te dará tal documento. Lo que encontrarás
serán signos que te indiquen cuál podría ser la voluntad de Dios; signos que
deberás descifrar para así tener la certeza (más no la "evidencia")
de su llamado.
En este nivel llegarás a decir; "creo que Dios me llama
"; "creo que, con la ayuda de Dios, podré responder".
CONTINUARÁ...
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