El Documento de Aparecida ilumina nuestro andar y nos recuerda que:
“Los discípulos de Jesús reconocemos que Él es el primer
y más grande evangelizador enviado por Dios”. (Aparecida 103)
“Con la alegría de la fe, somos misioneros para proclamar el Evangelio de
Jesucristo y, en Él, la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la
familia, del trabajo, de la ciencia y de la
solidaridad con la creación. (Aparecida 103)
solidaridad con la creación. (Aparecida 103)
“Es propio del discípulo de Cristo gastar su vida como sal de la tierra y luz
del mundo”. (Aparecida 110)
“El discípulo y el misionero promueve la dignidad del trabajador y del trabajo,
el justo reconocimiento de sus derechos y de sus deberes, y desarrollan la
cultura del trabajo y denuncian toda injusticia”. (Aparecida 121)
“El discípulo misionero, a quien Dios le encargó la creación, debe
contemplarla, cuidarla y utilizarla, respetando siempre el orden que le dio el
Creador”. (Aparecida 125)
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