“Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero”
Con estas palabras Sta Teresa de Jesús nos muestra su
percepción de la muerte, no se trata del fin de todo, sino del comienzo de algo
nuevo. Un morir porque no se muere es igual a pasar por el proceso del grano de
trigo que cae en la tierra y debe morir para volver a nacer…
En nuestra experiencia de fe la muerte es la Puerta de
entrada a la eternidad, a la vida verdadera, por eso en este mes de Noviembre
también oramos por aquellos hermanos y hermanos carmelitas (religiosos o
laicos) que fueron llamados a la presencia de Dios, oramos por su eterno
descanso, para
que por intercesión de nuestra Madre del Carmen puedan alcanzar
la felicidad sin fin.
En este día también recordamos que los vivos estamos de
paso, que nadie sabe el día ni la hora y que debemos estar preparados para
presentarnos ante Dios con la alegría de haberle servido, de haberle amado, por
haberle encontrado en los más necesitados.
EL CORAZÓN LLENO
DE NOMBRES
Al final del
camino me dirán:
—¿Has vivido? ¿Has
amado?
Y yo, sin decir
nada,
abriré el corazón
lleno de nombres.
(Pedro
Casaldáliga)
Oración
Señor, gloria de tus siervos fieles, concede a nuestros
hermanos difuntos con quienes nos une el mismo bautismo y la misma vocación en
el Carmelo, la gracia de contemplarte eternamente a ti, que eres su creador y
redentor, como premio de su vida consagrada al servicio de Cristo y de la
Virgen María, por nuestro Señor Jesucristo. Amén
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