martes, 10 de junio de 2008

La vocación, un llamado una respuesta

Las llamadas que Dios hace a los hombres son muy variadas, y todas tienen la finalidad de construir un mundo más justo y más fraterno

Hoy en día, es difícil encontrar un momento de silencio que nos ayude a pensar lo que vamos hacer en la vida. Hay muchas distracciones, muchas imágenes que opacan nuestra mente y nos orillan a vivir en la superficialidad. Frecuentemente se nos presentan realidades distorsionadas que no tienen nada que ver con lo que realmente sucede en el mundo. Esto crea en nosotros indiferencia, apatía, y "se vive nada más por vivir", al margen de las cosas, se elige equivocadamente. En pocas palabras, no se opta por lo que realmente vale la pena. Un rincón de nuestra persona. Dentro de nosotros guardamos una voz, la voz de nuestros sentimientos, la fuerza de Dios que vive dentro. Esa voz nunca saldrá a relucir en la luz de nuestra vida si no la dejamos, si no le ofrecemos los medios que necesita para ser oída.El ruido, las imágenes distorsionadas de la realidad, "no saber qué hacer" o "a qué dedicarse" o "en qué gastar la vida", apaga la voz interior de la persona. Necesitamos discernir el rumbo que nuestra vida puede tomar, ser persona con horizontes, en fin, conocernos, saber y estar convencidos que hay un proyecto de vida para cada uno.Un llamado a los jóvenes de hoy. Actualmente, los jóvenes son bombardeados por muchas ideas que apagan la creatividad y espontaneidad. Pero, en este momento, quisiera que en el corazón de los jóvenes resonaran fuertemente estas preguntas: Tú joven, ¿Has decidido en qué vas a gastar tu vida? ¿Has pensado alguna vez que tus hermanos te necesitan en muchas partes del mundo? ¿Has levantado la mirada para ver cómo sufren miles de hombres a causa de la violencia, el hambre, la injusticia...? ¿Has pensado que el Señor te llama a dedicar tu vida por algo que verdaderamente vale la pena?Dios llama de muchas maneras. Las llamadas que Dios hace a los hombres son muy variadas, y todas tienen la finalidad de construir un mundo más justo y más fraterno. Un mundo en donde todos tengamos la oportunidad de brindar nuestra existencia al servicio de la vida, "para que todos tengan vida" (cf. Jn 10). Hay quienes son llamados al matrimonio para vivir en el seno de una familia el amor y la entrega generosa, la dedicación y la ayuda mutua. Hay quienes viven solos, siempre disponibles a los demás; célibes, siempre capaces para vivir en la libertad de los hijos de Dios. Hay personas que se consagran de por vida al servicio del Reino de Dios para entregarse por los demás y dar testimonio del Evangelio entre sus hermanos más próximos y entre aquellos que están lejos.

Autor: Pbro. Luis Santiago Flores Lucio Fuente: www.iglesiapotosina.org

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