Como preparación al
Día Internacional de la Mujer queremos compartir con uds algunas entradas de
blog que tengan a la mujer como protagonista, por ello compartimos hoy con uds
este artículo de la Hna Dolores Aleixander. Su mirada de teóloga, mujer,
consagrada, sobre 7 mujeres del evangelio que pueden enseñarnos mucho con sus
actitudes. Dolores ha titulado a este artículo:
“Una mirada a siete Iconos
femeninos del evangelio”
Misión Joven. Cuentan que un novicio jesuita
preguntó un día al P. Kolvenbach, Superior General de la Compañía de Jesús:
“Padre ¿Vd. cómo reza?”, “Rezo con iconos”. “Y ¿qué hace?, ¿los mira?” “No. Me
miran ellos a mí...”
Un icono reclama en un primer momento nuestra mirada pero, si hay algo que nos
sorprende y nos atrae de ellos es que, sea cual sea el ángulo en que nos
situemos, tenemos la sensación de que nos están mirando. Vamos a acercarnos a
contemplar siete iconos de mujeres del Evangelio y lo haremos desde situaciones
concretas que hoy vivimos, tratando de que su mirada nos comunique algo de lo
que ellas experimentaron en la cercanía de Jesús.
1. ISABEL (Lc 1, 39-45)
Un rasgo de nuestra sociedad es el individualismo, el ensimismamiento
narcisista que nos centra y concentra en nuestro yo como lugar preferente de
atención, dedicación, cuidado e inversión de casi todas nuestras energías
disponibles. Da la sensación de que todo desde fuera invita a vivir
ensimismados y sordos a las voces que nos vienen de más allá de nosotros
mismos. Muchas fuerzas externas a nosotros nos llaman a reducir nuestra vida al
tamaño de un bonsái, a encoger los deseos hasta reducirlos a los pequeños
bienes accesibles y a conformarnos con pequeñas dosis de placer egoísta.
Pero en ese ensimismamiento irrumpen también las "visitaciones": si
releemos Lc 1,39-45, encontraremos a Isabel, la prima de María, como
prototipo de una vida "visitada", de una existencia que corría el
peligro de cerrarse en la pequeña felicidad de su fecundidad sorpresiva y en la
que, sin embargo, se abrió paso una voz que venía de más allá de ella misma.
Isabel escuchó aquella voz y supo reconocer a María como la nueva Arca de la
Alianza que llevaba dentro la salvación. Y Lucas nos da el dato de que "el
niño se puso a dar saltos de alegría en su vientre"(Lc 1,44).
Isabel, "la visitada", puede enseñarnos a reconocer todo aquello que
viene a nosotros envuelto en el disfraz de lo insignificante, algo que
constituye una constante bíblica desde Abraham, aquel oscuro