lunes, 22 de septiembre de 2008

JOVEN: “HACELE CASO A TU SED”


Homilía de monseñor Hugo Santiago, obispo de Santo Tomé, en la misa de la Peregrinación Juvenil del NEA al Santuario de Nuestra Señora de Itatí
(21 de septiembre de 2008)


La sed de estar en la posesión de un bien grande que no pase

1. “Para mí la vida es Cristo, …deseo estar con Cristo”, dice el apóstol Pablo en la primera lectura que acabamos de leer. El deseo es una sed interior que tiende hacia lo que calmará y saciará esa sed.

2. En nuestra vida hay diversos tipos de “sed”, diversos tipos de deseos: en el aspecto recreativo tenemos, por ejemplo, deseos de mirar una película o hacer algún deporte; en el aspecto fisiológico tenemos deseos de comer un asado o un helado; en el orden personal tenemos deseos de tener amigos, de amar y ser amados; en el aspecto social tenemos deseos de hacer algo por los demás, de llegar a ser alguien significativo para la sociedad; en el aspecto religioso tenemos deseos de conocer a Dios, de encontrarnos con Jesucristo, de sentir el amor de la Virgen, etc.

3. Entre todos estos tipos de sed, de deseos, algunos pueden no ser saciados y sin embargo no afectarán mucho nuestra vida, pero otros deseos más profundos tienen que ver con nuestra felicidad y entonces los tenemos que saciar porque de lo contrario nos frustramos, no seremos felices. Por eso, querido joven, “hacele caso a tu sed más profunda”, al deseo que hay en vos de estar en la posesión de un bien grande, que no pase.

4. La psicología de la propaganda ha captado ese deseo que hay en todo hombre y sobre todo en ustedes los jóvenes y entonces les presentan los bienes de consumo: un tipo de ropa, una bebida, una moto, un auto, como si fuera un bien grande que no pasa, que calmará la sed de felicidad, de estar bien que hay en ustedes.

5. Si lo pueden comprar, al poco tiempo se darán cuenta que todo bien de consumo no puede cumplir lo que prometía, al poco tiempo de adquirirlo pierde brillo, pierde atracción y no sacia la sed de felicidad. Pero entonces aparece otro bien de consumo, una zapatilla deportiva, una bebida energizante con la cara de un bien grande que no pasa y entonces lo vuelven a comprar. Así se origina la carrera del consumo y la sed no se sacia. Se sienten de alguna manera engañados: el bien grande prometido no era tal y era pasajero.

6. Es que el único bien grande que no pasa es Cristo, es Dios, sólo El puede saciar la sed que tenés de felicidad, sólo él es el bien grande que no pasa, solo él te puede dar vida en abundancia.

7. Entonces, querido joven, vos tenés que llegar a algunas constataciones:

- que el deseo, la sed más profunda que tenés es deseo de estar en la posesión de un bien grande que no pase y que te dé felicidad.

- que ese deseo te lo puso Dios en el corazón

- que tenés que seguirlo para ser feliz

- y que sólo quedará saciado si te encontrás con Jesucristo.

8. En este sentido, querido joven, te digo: “HACELE CASO A TU SED”, descubrí que la sed más profunda que tenés es sed de Dios, y buscá saciarla en Jesucristo.

9. Tenés que ser como el buscador de perlas finas del Evangelio, que encuentra una de gran valor y vende todo lo que tiene para adquirirla. Las cualidades de este hombre son varias:

- primero es un buscador…no es un conformista, un instalado….así tenés que ser vos…

- Segundo; no anda detrás de cosas de poco valor, no le interesan las cosas baratas, él busca perlas finas. Igualmente ustedes, queridos jóvenes, tienen que darse cuenta que el corazón de ustedes busca cosas valiosas, no se conforma con chatarra, con cosas de poco valor.

- Tercero: cuando encuentra la perla fina, este hombre tiene una gran capacidad de decisión, se juega, vende todo para adquirirla. Ustedes también, tienen que darse cuenta que la perla fina es Cristo, que El se deja encontrar, es más, viene al encuentro de ustedes para que lo encuentre el que lo busca de todo corazón.

10. Si encuentras a Cristo te darás cuenta inmediatamente que El es la verdad que buscaba tu inteligencia, El es la belleza que atrae a tu corazón, El es el bien grande que no pasa que tu voluntad anhela y que busca a través de otros bienes más pequeños.

Encontrar y seguir a Cristo no es fácil pero es apasionante

11. Encontrar a Cristo y seguirlo no es fácil pero es apasionante. El te sacará de la comodidad y te pedirá que sirvas, pero si lo haces encontrarás la alegría en el servicio. Como aquél hombre que decía: “Yo dormía y pensaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y descubrí que el servicio era alegría.

12. Encontrar a Cristo y seguirlo es difícil pero atractivo. El te pedirá que dejes la mentirosa búsqueda de felicidad por los caminos del placer fácil, del no compromiso, del alcohol y de la droga, del tener consumista y del sentirte más que los demás, pero a cambio la verdad te hará libre te conducirá a la vida en abundancia.

13. Encontrar a Cristo y seguirlo es una gracia y un desafío. El te pedirá que dejes la vida superficial de los que viven como si Dios no existiera y dediques tiempo a la oración, a la adoración de su Presencia en el Santísimo Sacramento, a la reflexión de la Palabra, pero a cambio te encontrarás con El y experimentarás como Pedro, que sólo Jesús tiene palabras de vida y tendrás una paz que el mundo no puede darte.

14. Encontrar a Cristo y seguirlo es como encontrar una piedra preciosa y vender todo para adquirirla. El te dirá que la felicidad, tu felicidad está en darte a los demás y que paradójicamente sólo encuentra la vida el que es capaz de darla. Tener la gracia de hacerlo es a la vez heroico y fascinante.

La experiencia de los santos: La entrega da alegría

15. San Ignacio de Loyola antes de ser santo estaba alejado de Dios y vivía una vida sin compromiso, tratando como todo joven de pasarla bien. En una oportunidad fue herido y tuvo que internarse en un hospital. Para entretenerse pidió libros de caballería, que eran unos libros de aventuras y como no había le ofrecieron unos libros de santos. Como no tenía otra cosa que leer los aceptó.

16. Leyendo los libros de santos tuvo una intuición que empezó a practicarla después y es lo que lo entusiasmó para seguir a Jesús. Se dio cuenta que cuando buscaba el placer egoísta, la pasaba bien en ese momento pero después se quedaba vació. En cambio, cuando trataba de imitar a Jesús haciendo un acto de servicio, le costaba en el momento pero después le quedaba la alegría en su corazón. De este modo empezó a imitar cada vez con más intensidad a Jesús en la oración, en el servicio y la entrega a los demás, constatando que su corazón estaba pleno de alegría. De este modo ya no dejó más este camino de compromiso que sin embargo le daba felicidad.

17. Así en este santo comprobamos lo que nos dice Jesús: el que pierde su vida por los demás la encuentra y el que la busca egoístamente la pierde. La alegría y la felicidad, paradójicamente la encontramos cuando olvidándonos de nosotros mismos nos damos a Cristo y a los hermanos, servimos a los demás.

18. Por eso queridos jóvenes: HÁGANLE CASO A SU SED, dense cuenta que el deseo que hay en el corazón de ustedes de estar en la posesión de un bien grande que no pase y los haga felices es sed de encontrarse con Cristo, sigan esa sed. Jesús vendrá al encuentro de ustedes, el encuentro se dará y cuando los invite a seguirlo por el camino del servicio, díganle que “sí” aunque les cueste, porque el servicio a Cristo y a los hermanos es el camino de la alegría de la que tiene sed el corazón de ustedes.

19. María se describió a sí misma como “La servidora del Señor”, aceptó a Jesús en su corazón y puso la vida a su servicio. Por eso, a la perla preciosa que es Jesús la podemos encontrar en el corazón de María. Por eso hoy Ella en Itatí nos dice: “hijitos jóvenes, busquen a mi Hijo, porque de El tiene sed el corazón de ustedes”. “No sigan el camino fácil de una vida placentera y sin compromiso porque los llevará a la frustración y a la tristeza, ayuden a mi Hijo a cargar la cruz del compromiso por un mundo más humano y más cristiano, sirvan y verán que el servicio es alegría”. Así he vivido mi vida y por eso exultante de alegría he dicho: “Mi alma canta la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu….todas las generaciones me llamarán feliz”.

20. Por eso queridos Jóvenes: “No tengan miedo”, sigan el estilo de vida de Jesús y María y como ellos serán felices.

Para trabajar en grupos

  1. ¿Qué desea tu corazón?

  2. De todos los tipos de deseos: fisiológicos, recreativos, humanos, religiosos ¿Cuáles son más seguidos por los jóvenes de hoy? ¿Los ves contentos, satisfechos?

  3. ¿Cuáles son las cualidades del hombre que buscaba perlas preciosas?

  4. Describí tres o cuatro deseos grandes, proyectos que querrías realizar en tu vida.

  5. ¿Por qué el deseo de Dios, de encontrarte con Jesucristo, sentir el amor de la Virgen será el deseo más profundo y el que más tiene que ver con la felicidad?

  6. ¿Qué tipo de realización y de felicidad te ofrece Jesucristo?

  7. ¿Por qué en el proyecto cristiano de vida, realización personal y edificación de la comunidad van juntos? ¿Porqué egoísmo y destrucción de la sociedad también van de la mano?

Textos bíblicos

Mt. 13, 44-46. El buscador de perlas preciosas

Mt. 6, 19-21. El verdadero tesoro

Mt. 5, 1-12. Las bienaventuranzas

Mt 7, 7-11. Eficacia de la oración



Mons. Hugo Norberto Santiago, obispo de Santo Tomé

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